Hasta la semana pasada tocaba en el metro y dentro de unos meses se codeará con las grandes estrellas en el Starlite de Marbella. Andrés Martín, madrileño de 22 años, ha cumplido su sueño: ganar el concurso La voz, en el que, tras emocionar gala tras gala con su voz y una sensibilidad que no logró asfixiar el bullying sufrido, se ha hecho con la victoria del talent de Antena 3.

-Del metro al Starlite de Marbella. ¿Se sigue pellizcando?

-Hasta que me llamen para decirme «te recogemos a tal hora y nos vamos a Marbella» no me lo voy a creer. Es un salto enorme. Yo encima, que proceso muy lento, aún necesito un tiempo para asimilarlo.

-Menuda la que liaron su ‘coach’ Pablo López y usted yendo a cantar al metro.

-Es que no sabíamos cómo hacer promoción. Queríamos hacerlo todo de una forma natural y a favor de la música. No queríamos, que no se malentienda, mendigar. Lo hablamos Pablo y yo en una llamada. ¿Por dónde tiramos? Y yo le dije, vamos a seguir el camino que estamos llevando: haciendo música y a ver qué pasa. Decidimos no publicar el número ninguno de los dos en las redes sociales y ha sido todo a través de la música.

-Y la reacción de la gente fue brutal.

-Fue increíble, porque viendo el directo de Instagram, mucha gente que vivía cerca salió de su casa para encontrar el vagón donde estábamos. Dos chicas tuvieron suerte y lo cogieron a tiempo. Entraban con una cara… Fue superbonito. Una fue supergraciosa. Delante de todos dijo, ni corta ni perezosa: «Yo me he quedado a medias de depilar, pero tenía que venir». (ríe).

-Cómo hizo llorar a Pablo. Y cómo lo hacían sus padres, que habrán sufrido el ‘bullying’ del que fue víctima y la consiguiente depresión. Verle ahora tan feliz…

-Sí, aparte es curioso, cuando una persona pasa una época así y tiene la familia cerca, tiende a cargarlo con ella de forma negativa. Hubo un periodo en el que la relación con ellos no estaba muy bien y, a raíz de todo esto, ha sido un cambio 360 a nivel de persona. He vuelto a conectar muchísimo con mis padres y están hiperorgullosos.

-¿‘La voz’ ha sido una terapia?

-Lo puedo asegurar. La mejor que he podido tener en este momento.

-Los ‘coaches’ también han contribuido. No le veo en un ‘Got talent’ con un Risto que le dijera: “¡Niño, vuélvete al metro!”.

-(Ríe). Igual me atrevería a ir, pero siendo como soy de sensible, no sé cómo lo llevaría.