'La isla de las tentaciones' afronta desde este jueves (Tele 5, 22.00 horas) su tercera temporada con el reto de superar el contundente éxito de sus dos ediciones anteriores, convertidas en una de las sensaciones televisivas del año de la pandemia. El listón ha quedado tan alto que todo el mundo se pregunta cómo se las ingeniará Tele 5 para no defraudar las expectativas. La respuesta está en las novedades que presenta el formato para no morir de éxito: una escandalosa sirena que aturdirá a los concursantes cada vez que su pareja se propase y un 'casting' "distinto" que propiciará la edición más emocional de su corta historia.

Raúl y Claudia. / MEDIASET

Sandra Barneda seguirá al frente del ‘reality’ de las infidelidades, pero esta vez acaparará todo el protagonismo al asumir también la presentación de los debates, en detrimento de su compañero Carlos Sobera. La veremos los jueves en las galas y los lunes en el debate, ya que solo habrá una entrega semanal del curioso sanedrín. “Un ‘reality’ necesita que su conductor lo viva con intensidad”, explica el director de contenidos de Mediaset, Manuel Villanueva, para justificar la ubicuidad de la presentadora catalana.

Diego y Lola. / MEDIASET

En cuanto a las novedades, la más ‘ruidosa’ es la incorporación de la denominada “luz de la tentación”, que no es más que un vulgar ‘chivato’ destinado a sacar de quicio a los participantes comprometidos. Instalado en cada una de las villas, se activará iluminándose y emitiendo el sonido de una alarma cuando uno de los chicos o chicas cruce el límite marcado previamente por su pareja.

Esas rayas rojas, fijadas antes de iniciar la convivencia, vienen a ser las situaciones que cada uno de ellos no está dispuesto a tolerar. La señal lumínica y acústica les alertará de que en la villa en la que residen sus parejas se han sobrepasado estos límites, aunque no sabrán qué ha sucedido exactamente ni quién es el ‘pecador’ o ‘pecadora’. “La verdad es que la alarma suena fuerte”, avisa la presentadora

Hugo y Lara. /MEDIASET

Barneda adelanta que esta tercera entrega es “la más emocional de todas”. Para demostrarlo, confiesa a modo de secretillo un detalle que dejará impactado a más de uno: “Empezamos a grabar una semana después de acabar la segunda, y a los tres días los miembros del equipo y yo estábamos tan enganchados que no nos acordábamos de los participantes de la anterior edición”. Esta sorprendente laguna mental se hizo más profunda cuando los tentados pidieron hablar con ella para hacerle una advertencia: “Ten claro, Sandra, que nosotros queremos a nuestras parejas de verdad”.

Hogueras arrasadoras

En medio de un ambiente tan asfixiante, no es extraño que se produjeran ‘hogueras’ capaces de arrasar toda la isla. “Hay una que no es de confrontación y que no se ha vivido nunca porque es distinta y muy complicada”, avisa en tono enigmático antes de reconocer su sufrimiento: “Lo pasé mal en las hogueras porque ellos lo pasaron muy mal”.

Jesús y Marina. /MEDIASET

Según advierte Barneda, esta vez habrá que ver los debates para “poder seguir las historias”, ya que incluirán imágenes inéditas y complementarias. “Los debates me van a exigir mucho trabajo de contención porque yo sé todo lo que ocurre: tendré que ser mucho más neutral para no dar pistas”, apunta.

Aparte de la inquietante alarma para infieles, que Villanueva de forma jocosa compara con "el avistamiento del iceberg en el Titanic", la tercera entrega reserva otra sorpresa a los participantes. A diferencia de ediciones anteriores, la separación de las parejas para iniciar la experiencia se producirá en el momento en el que desembarquen en la isla y se reúnan en la playa por primera vez con Barneda.

Manuel y Lucía. /MEDIASET

De este modo, las parejas tendrán solo unos minutos para despedirse y transmitirse sus sentimientos antes de trasladarse a las villas para comenzar a vivir con los solteros y solteras. Una situación inesperada que a buen seguro hará aflorar las primeras emociones y nervios entre los 10 participantes. Todos ellos, con edades comprendidas entre los 21 años y los 29, afrontan 11 semanas de programa llenas de angustia por la presencia de una alarma delatadora que podría cambiar sus vidas.