Paco Lobatón vuelve a la televisión esta noche, después de enterrar hace 20 años su recordadísimo ¿Quién sabe dónde?. Y lo hace con Desaparecidos (TVE-1, 22.40).

-¿Por qué Silvia Intxaurrondo ha sido la elegida para presentar ‘Desaparecidos’?

-Esa persona tenía que reunir una serie de premisas. La primera, ser periodista, porque entiendo que la función de comunicar en televisión, sobre todo en un tema tan sensible, no es un simple ejercicio de habilidad profesional sino que debe tener una componente periodística. Luego era importante que eso llevase aparejado un recorrido, porque es un programa en directo donde pueden ocurrir todo tipo de situaciones. Y creo que Silvia tiene esa solidez. La tercera premisa es la actitud humana ante el contenido, en el sentido de que las historias de desaparecidos no son una materia más, sino algo que Silvia me ha demostrado que le interesaba.

-¿Cómo se lo ha demostrado?

-Ella estuvo en un foro de desaparecidos, ha presentado premios de esta temática y se ha implicado directamente en algunos casos concretos.

-Pero la gente se preguntará por qué no sigue Lobatón como presentador de este formato…

-Yo sigo en el programa. Silvia ha hablado de que Desaparecidos tiene el sello Lobatón. No quiero tanto poner mi sello como tener la seguridad de que la transferencia de todo lo que yo pueda haber aprendido en estos años cae en buenas manos. ¿Por qué tiene que ser de otra manera? Hay que estar preparado para los relevos. Creo que ha llegado el momento y me siento muy bien en este ejercicio.

-¿Quiere decir que se ve ya muy mayor para presentarlo?

-No es un tema de edad porque no me considero inhabilitado para hacerlo físicamente. Es más bien de relación con la audiencia. Al ser una persona de otra generación más joven, Silvia tiene la posibilidad de conectar con un grupo de población más amplio. Yo estoy allí para que los mayores digan que también está Lobatón.

-¿Cuántas veces ha llamado a las puertas de TVE para intentar recuperar el formato?

-Muchas. Debería haber hecho un diario llamado Toc, toc, ¿Hay alguien ahí? o ¿Quién sabe por qué?. Han sido muchísimas, quizás 10. Una de ellas fue con el grupo Ganga y estuvimos dos o tres años preparando el proyecto hasta que estuvimos a punto de salir al aire.

-¿Qué le decían en TVE para resistirse a su vuelta?

-No hubo un argumento para justificar la desaparición del programa en 1998 cuando manteníamos cotas de audiencia muy altas. Nunca lo ha habido. El 19 de enero del 2016 fui a ver con la fundación a la reina Sofía y la Reina me hizo esta misma pregunta. Yo le dije: «Señora, si usted me ayuda igual encontramos la respuesta».

-¿No será que empezaron a investigar entonces el escándalo de los niños robados?

-Esa es una interpretación, pero yo no tengo la constatación de que sea así. Lo que sí tuve siempre como norma de estilo es que no me planté con una pancarta ni hice una huelga de hambre. Lo que hice fue persistir, volver a llamar, buscar acompañamientos… A veces te preguntas si yo solo a lo mejor no sirvo para convencer. Por eso te buscas otras voces, otras energías y otras potencias.

-En la primera etapa del programa se consiguió un porcentaje de hallazgos del 70%. ¿Se han marcado un objetivo?

-De ahí para arriba. Pero todo tiene una proporción. El éxito en aquellos años tenían mucho que ver con unas audiencias impresionantes, que oscilaban entre el 30% y el 40%. Una cosa impensable hoy en día incluso si superamos las expectativas. Pero eso no quiere decir que no podamos tener un índice alto de resolución. En el 2007 hice en Antena 3 cien emisiones de Los más buscados, y hubo 64 casos que se resolvieron. O sea, un 64%. La televisión es una plataforma fantástica porque sigue siendo el medio por el que se informa la mayoría de la gente. Y la potencia de las redes sociales puede multiplicar esos resultados.