Son dos tipos absolutamente diferentes, por origen y profesión, que forman un dúo estupendo a la hora de escuchar a las personas que se acercan a los micrófonos de Radio Gaga, un espacio de televisión sensible donde despliegan una enorme naturalidad y magnífica capacidad de empatizar con la gente anónima que entrevistan.

-Un gallego-canario que ha acabado en Madrid. Y un periodista deportivo. ¡Vaya cóctel!

-Manuel Burque: Básicamente, nací en Tenerife, porque mi madre es canaria y mi padre estaba haciendo la mili allí. A los 2 años me mudé a La Coruña, que es donde me he criado. Por eso me siento gallego. Luego me fui a estudiar a Salamanca y a trabajar a Madrid. Yo quería ser director de cine y, menos dirigir, he hecho de todo: actor, guionista, teatro, cine, radio, tele…

-Quique Peinado: Cuando yo hacía deportes, tenía claro que no quería estar toda la vida en eso. Me puse a currar por mi cuenta y un día me llamó Toni Garrido, porque yo tenía un blog que le hizo gracia, y me fichó para ir a colaborar en Radio Nacional. Cuando nos echaron, fuimos a YU (no te pierdas nada), donde tenía una sección de crítica de tele. Y cuando surgió Zapeando, buscaban a un crítico de tele, una parte que luego cayó, porque empezó a ser más un programa como de comedia, y sin saber muy bien por qué, a mí me mantienen ahí, y me empiezan a llegar cosas relacionadas con la comedia.

-¿Cómo les llegó la oferta de presentar ‘Radio Gaga’?

-M. B.: Yo creo que los de la productora del espacio me escucharon en la radio, en la SER, el fin de semana, con Javier del Pino. Como cómico, soy muy personal. Supongo que me vieron en la película Requisitos para ser una persona normal, pensaron que tenía una mirada especial y que mi naturalidad y humanidad podían servir para Radio Gaga.

-Q. P.: En mi caso, supongo que, como en esa época escribía columnas y por mi actividad en Twitter, podían inferir que soy una persona comprometida y a la que le preocupan ciertas cosas. Y fue una cosa sorprendente, pero que me halagó y dije sí al primer momento. Algo verían, porque es evidente que la fórmula Burque y yo ha funcionado.

-Logran empatizar con sus invitados, pero sin sensiblerías.

-Q. P.: Es como somos nosotros. Es algo natural, no premeditado. Cuando vimos el formato original, belga, creo que lo entendimos bien, y que estábamos muy de acuerdo en la manera de hacer las cosas: más en acompañar que en invadir y ser sensibles, sin ser sensibleros ni condescendientes. Es un equilibrio complicado, de límites delicados, pero creo que Burque y yo lo hacemos correctamente.

-M. B.: Hacer estos programas es muy duro y ponemos muchas cosas de nuestra parte. No nos podemos esconder detrás de un personaje.

-En el primer programa, en Benidorm, ustedes están en las literas de la caravana y no pueden pegar ojo. ¿Duermen allí realmente?

Q. P.: Sí, sí, sí. Es una condición sine qua non. Desde el principio ha sido así. Tenemos nuestros trucos y tal, pero eso no se cuenta [ríe]. Y no: no nos duchamos en la calle [ríe].

-¿En qué se diferencia ‘RG’ de otros programas de radio y tele en que entrevistan a gente anónima?

-Q. P.: La clave es que no tenemos ni un atisbo de condescendencia con la gente; no somos nada paternalistas. Les tratamos de tú a tú pero con muchísimo respeto, que es la forma en que la gente se sienta bien importante y que creo que es la manera que hay que hacerlo: ser naturales. Y creo que somos el único programa de televisión que he visto (y he visto mucha tele) que entra en terrenos tan delicados y no traspasa el terreno de la sensiblería ni del morbo ni nada de eso, y que solo se ciñe por el respeto a la gente que entrevistamos. Para mí es un programa único y de los mejores que he visto en mi vida. Y lo puedo decir porque el porcentaje de culpa que tenemos Manuel Burque y yo en Radio Gaga es pequeño, porque ahí hay una directora [Joanna Pardos] y un equipo [Lali Colomé; Laura Carulla, Bárbara Esteban y el realizador Román Parrado] que lo hacen muy bien.

-¿Cuánto tiempo tardan en grabar cada programa?

-M. B.: Cinco días laborables, dedicados en cuerpo y alma, desde que vamos, nos instalamos y grabamos. Mentalmente agotador.

-Y para acabar la temporada han viajado a la India, para visitar la Fundación Vicente Ferrer...

M. B.: Convivir con los cooperantes fue un oasis. El impacto de la India es muy fuerte cuando vas por primera vez y por todos los contrastes que hay. Estuvimos muy cómodos en la fundación. Y eso pese a mis paranoias personales sobre insectos y otros bichos. Fue una experiencia increíble. Nos arrepentimos de no habernos quedado más tiempo.