A lo largo de sus cuatro temporadas en Netflix, Las chicas del cable han tenido que sortear unos cuantos vaivenes. Las jóvenes que forjaron su amistad trabajando como operadoras de una empresa telefónica en la España de los años 20 se han enfrentado a asesinatos, secuestros, atentados, condenas de cárcel, al machismo y, sobre todo, al fallecimiento de una de las protagonistas. Sin embargo, hasta ahora no habían sido víctimas de los estragos de la guerra, algo que experimentarán en su temporada final.

La plataforma estrena hoy los primeros cinco episodios de su quinta y última temporada, con la guerra civil española como telón de fondo. Le quedarán pendientes otros cinco capítulos, que llegarán a lo largo del año. «Muere mucha gente», avanza su creadora y productora, Teresa Fernández-Valdés, acerca de la que considera su entrega «más ambiciosa»: «Hay más exteriores, acción y efectos por las consecuencias de la contienda», que trastocará la vida de las chicas, aunque también servirá para volver a reunirlas.

Siete años después de que las protagonistas se separaran tras el rescate de Óscar (Ana Polvorosa) de prisión, Lidia (Blanca Suárez) regresa desde Nueva York siguiendo los pasos de Sofía (Denisse Peña), la hija de Ángeles, que se ha alistado para combatir en el bando republicano.

«Ver Madrid prácticamente destruido será un duro golpe para ella», explica la actriz sobre una temporada que no dulcifica tanto la Historia, aunque siga manteniendo un glamur impropio de esos convulsos tiempos, algo que la productora Bambú ya explotó con Velvet.

REENCUENTROS / De nuevo en la capital, se reencontrará con Carlota (Ana Fernández) y Óscar, que están cubriendo el conflicto como periodistas y que sufrirán altibajos en su relación, y Marga (Nadia de Santiago), que será «la que más vivirá las consecuencias de la guerra».

Otros personajes del pasado reaparecerán para complicarles aún más la papeleta en unos episodios que prescindirán de las pinceladas de humor de anteriores años.

En una serie que se ha caracterizado por el empoderamiento femenino como una de sus bazas, resulta paradójico que haya elegido para su despedida una época en la que la mujer perdió muchos derechos. Fernández-Valdés lo justifica destacando el carácter luchador de estas chicas.

«Lo atractivo es que ellas, aunque podrían pasar de todo porque ya tienen sus vidas hechas, se implican en esta guerra y posguerra con la esperanza de que una futura generación de mujeres consiga lo que ellas ya habían logrado», afirma, sobre la serie que abrió la veda a la producción de Netflix en España.