Charlie Brooker es un autor muy brillante, con un gran ingenio para mostrar los peligros de las nuevas tecnologías, a partir de historias con conceptos arriesgados y giros inquietates y con un punto oscuro, como él mismo define. Pero por mucho talento que tenga, siempre será un mediocre ante la espeluznante realidad. Quieren unas cuantas historias verídicas que ni se le han ocurrido a Brooker? Ahí van unas cuantas.

El pasado 25 de mayo, una mujer de 32 años, casada y con dos niños pequeños, se suicidó en Madrid cuando un antiguo vídeo sexual empezó a correr entre sus compañeros de la empresa IVECO (con 2.500 trabajadores) a través de 'whatsapp'. La mujer resistió las miradas, los cuchicheos, las risitas en corrillo ante un móvil..., pero se hundió cuando el dichoso vídeo llegó hasta su marido. Un brutal y miserable guion para 'Black mirror'.

Three Square Marquet es una moderna empresa de Wisconsin (EEUU) que ha propuesto a sus empleados implantarles bajo la piel un 'chip'. Eso les daría muchas facilidades para trabajar con gran comodidad: podrían abrir puertas o utilizar impresoras sin necesidad de los engorrosos códigos, tomarse un refresco a crédito y, claro, fichar.

Esta peculiar empresa da para un buen guion sobre la intimidad, pero la realidad aún da otra vuelta de tuerca más morbosa a la violación espacio personal con la historia que vivió una pareja de Portland (Oregón): un amigo les avisó de que estaba escuchando por el teléfono su conversación privada. No se detalla si la pareja hablaba de él, pero sí de que el altavoz inteligente que tenían se había conectado cuando oyó y descodificó mal vete-tú-a-saber-qué-palabra, y llamó a un teléfono de su memoria.

Mas de intimidad. Un 'hacker' de Houston pirateó la ID de un monitor con vídeo y audio utilizado para controlar el sueño de un bebé. Los padres del rorró, en la habitación contigua, se dieron cuenta cuando el pirata les amenazó con secuestrar al crío. Qué suerte que solo fuese un gamberro que nada más le dio por amenazar y no hacer otras cosas.

Las que no tuvieron tanta suerte fueron las cerca de 200 mujeres estadounidenses pilladas 'in fraganti' en momentos íntimos al no darse cuenta que las 'webcam' de sus ordenadores habían sido pirateadas. La policía pudo localizar al 'hacker', un parapléjico llamado Luis Mijangos, que había extorsionado a algunas de ellas con la amenaza de difundir las grabaciones.

Pues sí, 'Black mirror' es solo un pálido reflejo de la realidad.