En su DNI pone Antonio Pérez Agudo (Baza, Granada, 1977), pero todos le conocemos por su nombre artístico, Antonio Pagudo. Este actor curtido en el humor sin palabras con la compañía Yllana, naturista hasta que llegó la tele, ha sido uno de los vecinos de Mirador de Montepinar en 'La que se avecina' durante 11 temporadas, hasta que un desacuerdo con su contrato le hizo dejar la comedia, a la que no descarta volver. De momento, está muy a gusto en 'Benidorm', su primera serie como protagonista, que emite la plataforma Atresplayer Premium.

Explíqueme cómo pasó de Pérez Agudo a Pagudo.

Cuando trabajaba con la compañía Yllana, el director me dijo que había que hacer algo con mi nombre, porque era muy largo y en el cartel quedaba muy pequeñito. En esa época había un banderillero importante que se llamaba Antonio Pérez, además de varios actores, así que estuvimos buscando fórmulas. Un día apunté Antonio P. Agudo en un papel y se lo enseñé a un amigo. Él leyó Pagudo y dijo que le gustaba, y así se quedó. Ahora respondo a Pagudo, porque es la identidad que tengo como artista. Cuando oigo 'Pagu' sé que se trata de compañeros de trabajo. Y si escucho Antonio Pérez es que son del instituto!

El Xabi de 'Benidorm' es un hombre muy cuadriculado. No parece que se asemeje mucho a usted.

Qué va! Yo soy pura energía, pura locura. En realidad, él sigue los pasos marcados para heredar el negocio familiar y deja para última hora algo tan maravilloso como es el amor. Lo tiene todo resuelto: tiene un trabajo de notario, sus amigos y sus 'hobbies', que son las maquetas de las guerras carlistas. Pero, de repente, le dan tres meses de vida y eso le cambia por completo.

Y hace las maletas...

Al principio entra en pánico y no se lo cuenta a su cuadrilla por esa cosa absurda que a veces sucede que se ocultan las cosas importantes a la gente que más te importa. Y tira del recuerdo más fuerte que tiene, que es una visita de estudios a Benidorm, 30 años atrás, donde conoció a su primer y único amor, y decide ir en su busca para recuperar el tiempo perdido. Empieza a sentir un montón de cosas y se da cuenta de que está más vivo que nunca.

Supongo que después de este guion, habrá pensado mucho qué haría usted con tan poco tiempo.

Claro! Estaba trabajando constantemente con ello. Pero es algo que nos ha pasado mucho a todos con la pandemia. Ahora tienen valor cosas que antes no la tenían tanto, como tomarse una cerveza con los amigos o dar un abrazo. Era un buen momento para que se estrenara la serie porque teníamos la sensibilidad a flor de piel.

La serie es una comedia que hace humor de algo que, en principio, no la tiene, como enfrentarse a tu propia muerte.

La comedia es la tragedia de otra persona, y aquí eso está llevado al límite. Jugamos en la línea de películas como 'Un funeral de muerte', donde la situación es terrible e incómoda y eso nos provoca risa. Yo pienso que hay que hacer comedia de todo, y hacerla de esto incluso ayuda. Cuando alguien habla de su muerte directamente, sin tapujos y endulzándolo con un poquito de humor, el mensaje llega más fuerte.

¿Cómo ha afrontado su primer papel protagonista?

Con responsabilidad. Quería que todo el mundo estuviera contento y aportaba toda mi energía para ello. He tenido mucha suerte con todo el elencazo de la serie. Además, tuvimos a los creadores y los guionistas a pie de 'set' y pudimos modificar cosas durante el rodaje.

¿Dejó 'La que se avecina' por esta serie?

Qué va! Además, se cerró muy rápido. Recibí la separata del 'casting' y, en un mes, estaba empezando a trabajar el personaje. Llevaban tiempo buscando a su Xabi y yo llegué a última hora. Me incorporé cuando estaba terminando la gira de 'Perfectos desconocidos'.

Dejar una serie con tanto éxito fue muy valiente.

Siempre me he considerado una persona libre. Así que cuando no llegamos a un acuerdo, respeté que cada uno puede hacer con su empresa lo que quiera. Siempre quise acompañar a mi personaje hasta el final. De hecho, casi estaba confirmada mi participación en la nueva temporada, pero hubo unos cambios que propuso la productora antes de arrancar en los que no estaba de acuerdo. Intentamos negociar, pero no se pudo. Yo soy dueño de mi arte, pero no puedo obligar a nadie a trabajar conmigo. Continué con el teatro, apareció 'Benidorm' y me sentí muy libre y contento con el cambio.

¿Qué tipo de cambios propuso la productora? ¿De guion?

No, cambios a la hora de cómo conformar la contratación, que no tienen nada que ver con el dinero. No me parecieron bien y ya está.

Algunos actores de 'La que se avecina' se fueron y luego volvieron. ¿Se lo plantea?

No lo descarto en ningún momento, siempre que se respeten las condiciones, las dos partes estemos a gusto y yo pueda trabajar tranquilamente con mi equipo.

¿Y qué siente ahora al ver los episodios que ha estrenado Amazon de la 12 temporada, que podría ser la última?

Me da mucha alegría. Vuelvo a ser espectador de un producto que amo y me apasiona. He compartido mucho con esa gente y he dejado muchos amigos. Mi posición de espectador me gusta, porque cuando me llegaban los guiones, me los leía inmediatamente y perdía esa cosa de descubrir en el momento de la interpretación de mis compañeros lo que estaba sucediendo. Y ahora vuelvo a ser un fan y es espectador más.

Con 'Benidorm' ha vuelto a la comedia, en la que empezó con los 12 años que estuvo trabajando con la compañía Yllana, que hacía humor sin palabras. ¿Esa experiencia le curtió mucho?

Mucho. Te espabilas muchísimo, porque tienes que expresar desde la comedia sin tener que abrir la boca. Tuve que alejarme de la compañía con muchísimo dolor porque no podía asumir el volumen de trabajo, ya estaba con la tele y no paraba nunca en casa. Yo tenía clarísima mi carrera y estudié arte dramático con opción de gesto. Hice audiciones para Tricicle y para Yllana y seguiré trabajando con ellos en otro momento, porque esa forma de comunicar me apasiona y me llevó a actuar en sitios increíbles, como Bélgica, Holanda, Alemania, Suiza, Italia, Tokio...

En uno de esos bolos conoció al hijo de Charles Chaplin y le dijo que le recordaba a su padre. Vaya piropo!

!Sí! Eugene. En el espectáculo teníamos un número muy inspirado en 'El boxeador' de Chaplin. Y vinieron mis compañeros a decirme que el hijo del actor quería hablar conmigo. Yo no me lo creía, pensaba que estaban de broma... Pero luego descubrí que era verdad! Fue un shock emocional para mí. Y todo eso fue gracias a Yllana y al humor sin palabras.

Mucha gente no sabe que antes de que llegara la tele a su vida, usted era naturista.

(Ríe) Para el naturismo, el cuerpo de la persona no es importante. Pero cuando el cuerpo está asociado a una persona en concreto, cambia mucho el asunto. Mi pareja y yo teníamos un pisito en una urbanización naturista, pero empecé en la serie 'Arrayán' y, la verdad, no es lo mismo que te pidan una foto en el mercado o en un restaurante que estando desnudo. Ahora solo lo practico en la intimidad.

La fama le quitó esa libertad.

Pero hay un sitio en el mundo en el que puedo hacerlo con tranquilidad. Esta profesión nos da más de lo que nos roba. Cuando rodábamos 'Benidorm', la gente nos reconocía y éramos como una atracción más de la ciudad, y eso te da un subidón de energía. A mí me gusta el contacto, que me digan si ha gustado mi trabajo, porque eso me hace estar conectado y saber lo que sucede. Habrá un día en el que lo echaré de menos.