Estoy de acuerdo con Jesús Calleja (Planeta Calleja, T-5 y Cuatro): el mejor lugar para entrevistar a un banquero es un paisaje de témpanos de hielo y frío polar. Por eso se llevó a Ana Botín, diosa suprema del Banco de Santander, a Groenlandia. Ah! Disfrutó esta colosal banquera con esta aventura cerca del Ártico. Plantó un pino, navegó remando en un kayak, caminó por lenguas de glaciares, y fue testiga directa del tremendo cambio climático que está derritiendo enormes masas de hielo, a una velocidad trágica. Y no tuvo reparos en afirmar que la culpa de esta catástrofe es la acción del ser humano. Hermosa concienciación. Y esperanzadora, dado el enorme poder e influencia que tiene esta dama. Pero el momento quizá más resaltable de este viaje fue cuando habló de Emilio Botín. Ah! Es curioso, mirando aquel paisaje de frío glacial, aquellos témpanos tremendos, Ana se acordó de su padre.

Le había preguntado Calleja por la fusión del Santander con el Central Hispano, y ella dibujó una casi imperceptible mueca con sus labios. Dijo: Mi padre me llamó un domingo y me dijo: Coge tus cosas y te marchas; si no, no hay fusión (...) La manera en la que lo hizo me causó bastante daño (...) Y más todavía en una junta de accionistas, en la que me dejó bastante... regular. Y concluyó exclamando con tristeza en el semblante: Hay que tener un cierta... sensibilidad. Es muy resaltable ese instante. Esa intimidad aflorada por parte de una persona importantísima en el mundo de la economía y las finanzas, que ha sido educada en el arte de encriptar los sentimientos, ese breve estallido interior, les decía, es de una rareza extraordinaria. Tuvo en cambio palabras de afecto cariñoso y entrañable hacia Alfredo Sáenz, el que fue tantos años el número dos del Santander. Ah! Supongo que mis queridos colegas expertos en el mundo bancario dibujarán sobre este tema apasionantes análisis.

Otro momento fue cuando advirtió que desde el 2012 su banco ya no desahucia a nadie. Ada Colau le ha aconsejado que viaje menos a Groenlandia y más a los barrios donde los desalojos todavía campan. Ha roto por fín Ana Botín ese lema de los grandes banqueros que dicen que de la tele hay que huir porque el calé no vol soroll. Ah! Dada la rareza del caso, Mediaset entró en vibrante excitación y pasó el programa, simultáneamente, por Tele 5 y por Cuatro.