El Ministerio Público pide penas de 20 años y diez meses de cárcel para un joven de 21 años de edad acusado de delitos de asesinato en grado de tentativa, tenencia ilícita de armas, malos tratos habituales, lesiones y daños, con la agravante de género y parentesco, tras supuestamente intentar asesinar a su expareja y maltratarla continuamente, incluso cuando estaba embarazada de la hija que han tenido en común. El juicio se prevé celebrar desde el 22 de mayo en la Sección Tercera de la Audiencia de Córdoba.

Según recoge la calificación del fiscal, a la que ha tenido acceso Europa Press, el procesado ha mantenido una relación sentimental con la mujer durante unos cuatro años, fruto de la cual nació una niña, y han convivido en casa de los padres de él en la capital cordobesa.

La relación se rompió en marzo de 2018, dado que el acusado inició una nueva relación, a pesar de lo cual ella permaneció viviendo en la citada vivienda, porque "el procesado le dijo que la hija en común no se iba a marchar de ese domicilio", hasta un mes después que se trasladó a vivir con su familia.

En este sentido, el Ministerio Público precisa que desde el inicio de la relación el acusado "realizó de forma sistemática y reiterativa una conducta vejatoria, humillante y agresiva" respecto de ella, al tiempo que utilizó "estrategias de control y coerción" y "constantes expresiones dirigidas a envilecer y humillar a la perjudicada".

Además, el procesado supuestamente controlaba el aspecto físico, "prohibiéndole ponerse determinadas prendas que no eran de su agrado; la aisló de sus amistades y familia; controlaba sus redes sociales; prohibió que trabajara y controlaba la economía familiar; empleaba conductas violentas contra las pertenencias de ella, incluso agresiones hacia sus familiares".

Asimismo, se señala que el acusado amenazaba de muerte a la mujer y "reiteradamente la agredía tirándole del pelo, agarrones del cuello, guantazos en la cara y empleando en ocasiones objetos como una vara, un palo de hierro o un cuchillo". Durante los últimos meses de la relación, según el fiscal, "empleó conductas agresivas para la satisfacción de sus deseos carnales".

HECHOS CONCRETOS

Al respecto, se expone que la víctima debido a "su estado anímico y a la reiteración de tales conductas" no puede concretar la hora, el día y lugar en que ocurrieron todos los hechos, si bien recuerda que tres semanas antes de formular la denuncia, el acusado discutió por los seguidores que ella tenía en una red social, de manera que supuestamente la insultó y le partió el móvil al lanzarlo contra el suelo. A continuación, cogió un cuchillo de la cocina y le propinó un pinchazo en la pantorrilla izquierda.

Por otra parte, cuando estaba embarazada de seis meses, el procesado acudió a un banco de la calle donde estaba sentada ella y "la cogió del pelo, la quiso llevar a casa de los padres de ella, le arrancó el collar que llevaba puesto, dejándole las marcas, y le propinó dos patadas en el costado". En ambos casos, la perjudicada no acudió a recibir asistencia médica.

Y precisamente, el día siguiente de haberse ido ella a vivir con sus padres, el procesado se acercó a la vivienda y le dijo que fuera a recoger a su hija, de manera que se dirigió a la misma caminando, al tiempo que el acusado fue en coche y cuando llegó le dijo que se fuera, que no se iba a llevar a la niña.

Tras ello, presuntamente "le propinó una patada en el hombro, a consecuencia de la cual la joven cayó al suelo, donde continuó propinándole numerosas patadas, la cogió del pelo, la estrelló contra la puerta de su casa y la tiró del pelo hasta el interior de la vivienda, mientras gritaba y lloraba", todo ello en presencia de la hija menor y de una prima menor de edad del acusado.

En un momento dado, el procesado cogió una escopeta de una de las habitaciones, a la vez que ella, "alertada y asustada", salió corriendo hacia su casa "a gran velocidad", mientras que el acusado iba detrás con el arma de fuego, con la que, "con la intención de acabar con la vida de su expareja" y "a sabiendas de que no podía defenderse", supuestamente pegó dos disparos que "pasaron muy cerca" de ella.

De este modo, la joven "siguió corriendo presa del pánico, sin mirar hacia atrás", hasta que llegó a la vivienda de sus padres, a quienes pidió que cerraran la puerta y todas las persianas. El procesado también llegó y "disparó en otras dos ocasiones, una en cada persiana de la cocina del domicilio de ella, encontrándose en ese momento en el interior tanto ella, como sus padres, su hermano impedido y su abuela".

Cabe señalar que el arma empleada, una escopeta de dos cañones, no ha sido hallada. Como consecuencia de lo relatado, la joven padece distintos trastornos, además de haber sufrido heridas.

Aparte de los años de cárcel, la Fiscalía ha pedido condenar al acusado con órdenes de alejamiento sobre la joven por más de 50 años e inhabilitación para tener o portar armas durante unos 14 años.