La segunda sesión del juicio sobre la muerte de una mujer en Baena en el año 2015 se ha centrado hoy en la declaración de algunos testigos, entre familiares de la fallecida, del acusado, vecinos y conocidos. Y, aunque todos han coincidido en señalar que la casa donde se produjeron los hechos era un lugar de encuentro de drogodependientes para fumar "revuelto" (cocaína y heroína), ninguno pudo concretar que el acusado de los hechos estuviera en la vivienda en el momento de ocurrir los mismos.

Uno de los principales testimonios procedía de una vecina que dijo haber visto el día de autos a un hombre saltar la tapia que daba a la casa donde vivía la fallecida. Esta vecina ha señalado que desde su ventana vio a un hombre "con capucha" que, tras utilizar un coche para alcanzar, saltó la citada tapia. Este argumento, según el abogado de la defensa, Carlos Fernández Martos, es muy clarificador porque invalida una de las pruebas esgrimidas contra su defendido, como es una gorra de visera que fue hallada en la casa y que se presume como prenda del autor de los hechos.

Por otro lado, la excompañera del acusado ha reconocido que el hombre pasaba días sin volver a casa, pero no pudo concretar si el día de los hechos estuvo o no fuera de casa. Además, indicó que nunca ha visto fumar droga al acusado y ha apuntado que un día llegó con la ropa cambiada, pero no ha sabido situar dicha circunstancia temporalmente, porque no sabe qué día fue. En este punto, la fiscal ha pedido que se tenga en cuenta que en la primera declaración que hizo sí indicó que fue el día de autos. El abogado de la defensa, sobre este asunto, ha querido demostrar que el acusado cuando fumaba droga, se cambiaba de ropa para que su mujer no oliera que lo había estado haciendo y que para ello usaba vestuario de un armario de ropa cedida para las personas necesitadas que había en su casa, que había sido cedida por la iglesia.

Uno de los hijos de la víctima indicó que estuvo atendiendo a su madre mientras su otro hermano (ya fallecido) estaba en el hospital y que fue él quien la descubrió muerta en la casa, con un cojín sobre la cara. Añadió que al ver lo ocurrido llamó a una vecina y a los médicos y Policía pero que no se fijó en qué condiciones estaba la casa.

Otro de los testigos, que también había acudido a la casa a fumar con el hijo de la víctima, indicó que él había entrado en la vivienda estando el hijo de la mujer ingresado en el hospital porque le había pedido que su madre le llamara. Sin embargo, la cuidadora de la anciana dijo que un hombre que pidió entrar en la casa, para lo que la madre le dio permiso, lo hizo para recuperar un cargador de móvil y que estuvo buscando por la vivienda, pero que este hombre no era el acusado.

Todos los interrogados coincidieron en señalar que en la vivienda de la fallecida no había joyas ni dinero ni nada de valor.