Los mineros de la brigada de rescate asturiana desplazada hasta Totalán (Málaga) por fin han accedido al túnel vertical para excavar la galería que les conducirá hasta el lugar del angosto pozo donde se cree que puede estar atrapado el niño Julen, que se cayó el pasado domingo día 13. Once días después de su desaparición, esta será la última etapa del rescate, aunque la más delicada por cuanto trabajarán en condiciones inhóspitas: a 73 metros de profundidad, confinados en un tubo de apenas 1,5 metros de diámetro y luchando solo con martillos neumáticos y piquetas contra una piedra que ya ha dado muestras de su fiereza.

El equipo llevaba desplazado en Málaga desde la semana pasada, pero debido a los múltiples problemas que ha ido encontrando en su camino el dispositivo de rescate para abrir un nuevo pozo paralelo hasta ahora han estado recluidos en un hotel de la zona, con breves incursiones hasta el punto donde se realizaban los trabajos de salvamento y el encamisado o revestimiento interior de ese pozo paralelo, tareas que terminaron en la madrugada de este jueves.

Una vez concluidas también las labores de estabilización y creación de una plataforma de trabajo en el exterior, junto a la boca del pozo, serán ahora ellos quienes tomen el relevo a la perforadora en las profundidades del Cerro de la Corona para excavar un túnel horizontal de unos 3 metros de longitud.

TURNOS DE DOS PERSONAS

El sistema ideado por los mineros y los Bomberos del Consorcio provincial para rescatar al niño de 2 años es sencillo. Bajarán en una especie de jaula o ascensor de acero y con capacidad para dos personas. El pozo paralelo que se ha abierto tiene 60 metros, unos ocho más de la cota a la que trabajarán ellos, de tal manera que ese tramo servirá de cesta para acumular el material que a través de una pequeña ventana abierta en el tubo metálico, que les servirá de orientación, vayan arañando al excavar de forma horizontal aunque con un poco de pendiente ascendente.

Los mineros de la brigada trabajarán en turnos de dos y pertrechados, además de con las herramientas de trabajo, con equipos autónomos de respiración que van regenerando el aire que consumen. A medida que avance, irán asegurando la galería con postes de madera. No se descarta que, dada la dureza extrema de los materiales que se han ido encontrando los técnicos tengan que usar material explosivo para microvoladuras. Siempre con la mente puesta, como señaló estos días el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Gómez de Celis, en trabajar con “máxima delicadeza” para evitar perjudicar al niño.

UNA CÁMARA EN EL POZO

Una vez que los mineros empiecen estos trabajos manuales, las previsiones apuntan a que podrían alcanzar el tapón de tierra del pozo originario en unas 24 horas, dependiendo del material que encuentren. La idea inicial es que, cuando hayan avanzado lo suficiente, se pueda introducir una sonda con una pequeña cámara para comprobar que efectivamente el niño está atrapado bajo el tapón de tierra. Si no, habría que reevaluar el trabajo y decidir si se excava una nueva galería un poco más abajo.