Viajaba con su familia por una circunvalación de Valencia cuando, un guardia civil fuera de servicio, sospechó de un coche que circulaba a gran velocidad, lo siguió hasta el interior de una estación de servicio y, una vez dentro, lo interceptó, le intervino un cuchillo de grandes dimensiones y al comprobar su identidad descubrió que tiene una causa pendiente por una posible agresión sexual en Granada.

El suceso, desvelado por la Comandancia de la Guardia Civil, ocurrió el pasado 3 de febrero cuando el agente circulaba por la V21 y vio por el espejo retrovisor cómo se le acercaba a gran velocidad un vehículo de alta gama con la matrícula delantera borrosa. Sus sospechas se acrecentaron cuando le adelantó y comprobó que la trasera era ilegible.

Mientras pedía una patrulla de apoyo, el coche sospechoso realizó una maniobra brusca para cruzarse dos carriles y desviarse a una gasolinera de la localidad de Massanassa, un movimiento que el agente imitó y que le llevó a aparcar fuera de la estación de servicio.

Desde allí vio cómo el único ocupante del vehículo, con gorra, el cuello tapado y la cabeza gacha, salía del mismo, entraba en la tienda, salía inmediatamente, volvía a su coche, cogía un objeto y volvía al interior. La sucesión de hechos le llevó a pensar en un posible atraco y a seguirlo al interior.

Una vez dentro, se identificó como agente de la Guardia Civil, cacheó al sospechoso y le encontró un cuchillo de unos treinta centímetros, además de una importante cantidad de efectivo y una pipa de las usadas habitualmente para consumir droga.

El agente fuera de servicio le retuvo y al llegar los refuerzos comprobaron que el sospechoso, de 35 años y nacionalidad española, tenía una orden de detención por una posible agresión sexual en Granada, por lo que fue detenido.