El padre de la pequeña Nadia Nerea, Fernando Blanco, es un fabulador y embaucador que utilizaba el chantaje emocional para recadar fondos con el argumento de que su hija tenía una enfermedad rara y que su vida corría peligro, cuando no era cierto. Como guionista o actor hubiera tenido más éxito que en estas lides. Así se ha expresado este viernes el fiscal Pedro López en la última sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Lleida por presunta estafa contra el progenitor de la niña y su esposa, Margarita Garau. Los dos se enfrentan a una pena de seis años de prisión. Han hecho mucho daño que han hecho a las asociaciones para la investigación de enfermedades raras. Un daño irreparable, ha sostenido el ministerio público.

En su informe final, el fiscal ha defendido su postura de que el matrimonio utilizó como argucia para recaudar fondos (hasta 1,2 millones de euros) la enfermedad que desde el nacimiento, en el 2005, padecía su hija. El señor Blanco seguro que ha visto doctor House o la película Iron Mas, ha precisado la acusación pública para hacer hincapié en que Blanco se había inventado que la menor sería sometida a unos inexistentes tratamientos genético en centros de París y Houston (Estados Unidos). Ha viajado al extranjero, ha insistido, sin tener pasaporte.

Ha engañado a los medios de comunicación, a su familia, a su mujer e, incluso, a la iglesia, que cedió locales para actividades para la recaudación de Fondos, ha recalcado el fiscal. Para la acusación, ese era su medio de vida, porque ni Blanco ni su mujer trabajaban ni tenían ingresos. No llevaba una vida de superlujo, pero si holgada, ha explicado. Ustedes han expuesto a su hija, ha espetado el fiscal dirigiéndose a los dos acusados.

Un engaño cada vez mayor

Se fue de Mallorca, donde dormían todos en un colchón, a a un chalet de alto estánding den Figols para continuar, en su opinión, viviendo del dinero que recaudaban para el tratamiento de la niña. De estos fondos, sostienen los investigadores, solo se gastaron unos 2.700 euros en médicos. En la vivienda, ha recordado, había hasta una colección de relojes por valor que oscila entre los 50.000 y 60.000 euros. Se encontró con mucho dinero de golpe y, como nuevo rico, se compro un coche nuevo, ha recalcado la acusación que, además, ha detallado que las huchas con la recaudación estaban en el garaje de la vivienda llenas de polvo. El engaño va in crecendo y se adapta a la situación. Si hace falta decir que tengo un cáncer, pues bueno, ha recalcado.

De la mujer, Margarita Garau, ha alegado que "no es tonta" y que colaboró con su marido para la gestión de los fondos. El fiscal se ha preguntado: "Cómo puede ser que la madre de la menore que, según ella, no se puede separar nunca de su hija no acompaña al padre en los viajes para operar a la nina?". El mismo se ha respondido: "Claro porque es mentira".

La acusación ha ido desgranando cada uno de los testigos y ha hecho especial mención a Mercè, la vecina del matrimonio imputado que cuando fue detenida Margatira Garau se quedó con la niña. "Le dijo que había volado a Mallorca y Paris, a Eurodisney, pero nada más", ha explicado. Nada de Houston ni otros lugares remotos, como Afganista, dónde, según llegó a decir el padre, llevó a la niña para ser sometida en interior de una cueva bajo las bombas.

Para la fiscalía el "engaño" utilizado por los padres es "el suficiente" para considerar que los imputados han cometido un delito de estafa. Un ejemplo de ello es las "argucias" que iban usando los padres de Nadia para lograr sus objectivos, como inventarse de que el padre tenía cáncer de pácreas. Para sus manejos, además, hicieron servir a los medios de comunicación.