Los dos acusados por la presunta estafa de 150.000 euros por parte de la agencia de viajes Wiajera, en el 2018, a 200 personas, prestaron ayer su declaración en el Juzgado de Instrucción nº7 de Córdoba.

La fase de instrucción aún no ha finalizado. El turno será, ahora, para la defensa, que presentará pruebas y testigos para arrojar luz al caso. Después, la magistrada del proceso valorará si hay indicios delictivos y entrará en una nueva fase que podría recaer tanto en un juzgado de lo penal como en la misma Audiencia Provincial.

Según la defensa, hoy ha quedado demostrado que el cierre que dejó colgados a unos 200 clientes «se trata de una crisis de un negocio» y, por tanto, «es una causa mercantil y no penal». Aunque para la parte defensora «los afectados son también los propios titulares del negocio», la acusación tiene claro que se trata de «una estafa piramidal».

La última declaración no aportó ninguna novedad, lamentan desde la acusación. «El mismo plan de siempre», explican a este periódico. Ante las preguntas concretas, cuentan que la estrategia a seguir ha sido el silencio. «Es una cosa que es obvia y está clara», añade Mario Garrido, abogado de los afectados.

Hay 120 denunciantes personados en la causa, aunque no se engloban dentro de una asociación de afectados. Sin embargo, su portavoz explicó que, en total, son hasta 200 las personas perjudicadas por la clausura de un negocio que dejó en tierra a muchos ciudadanos que habían pagado ya sus billetes de avión. «Los demás han hecho demandas individuales. También hay gente que no se ha incorporado a la demanda y no ha hecho nada», apunta. La mayoría de ellos, cuentan, son latinoamericanos, pero también hay muchos españoles.

Para el abogado de la acusación, hay varios hechos que agravan el caso: la cuantía presuntamente estafada de «150.000 euros, mucha gente y muy vulnerable». Y advierte que, «si quiere tener la más mínima posibilidad de que se le suspenda la pena, es pagando». El proceso ya se alarga más de dos años y ese tiempo preocupa a los afectados. Algunos de ellos se personaron ayer las puertas de la Ciudad de la Justicia con pancartas reivindicativas. «Tenemos alguna esperanza de que diga la verdad sobre dónde está el dinero», expresaron a este periódico. Y reconocen que esperan, al menos, recuperar la mitad. La acusación, por su parte, explica que el acusado no es insolvente: «Tiene algo, pero es insuficiente». Aún así, cree que, ante un posible riesgo de prisión, consiga el dinero necesario. «Es la única esperanza», dice.

Uno de los principales problemas que detalla el abogado de la acusación, Mario Garrido, es que el acusado carecía de un seguro actualizado. Como recogió este periódico en octubre del 2018, la Delegación de Turismo de la Junta de Andalucía informó de que la agencia de viajes tenía una garantía en la Caja General de Depósitos de 60.000 euros sujeta a laudo arbitral o a pronunciamiento judicial, ya que no constaba en la Consejería la adaptación a la nueva normativa. La actualización consistía en contratar un nuevo seguro de 100.000 euros.

Hasta la fecha, transcurridos más de dos años, el Juzgado de Instrucción nº 7 de Córdoba ya ha recogido las declaraciones de ambas partes. A la espera de que la defensa presente sus pruebas y testigos, los afectados siguen aguardando por unas respuestas que pensaban recibir ayer, pero que, finalmente, no llegaron.

Los afectados mantienen la esperanza

En la puerta de la sala de vistas del Juzgado de Instrucción nº7 de Córdoba se produjo ayer el encuentro entre uno de los acusados y algunas de las personas afectadas. Para los presuntamente estafados son dos años esperando noticias sobre su dinero.

El diálogo duró poco, una de las afectadas le pidió explicaciones al principal acusado -cruzado de brazos-: «Yo le dije: ¿Por qué has robado mi dinero? ¿Por qué a tanta gente has hecho llorar», explicaba la denunciante. «Yo no tengo la culpa, yo no tengo la culpa. Ustedes podían volar, algo ha pasado», asegura que fue la respuesta del acusado. Y en ese ‘algo’ los afectados por la presunta estafa de la agencia Wiajera depositan su esperanza. «Pero ‘ese algo ha pasado’ solo él sabe», comentaban indignados.

El grupo de afectados que se personó en la Ciudad de la Justicia no dudó en recordar ayer el «sacrificio» que le costó ganar el dinero para los billetes de avión, y lo difícil que fue no poder viajar. «Iba a pasar Navidad con mis hijos, yo no los tengo aquí», explica una de ellas. «Mi marido viajaba porque mi suegra estaba malísima. Pedimos dinero extra, entonces, estamos endeudados. Y con todo lo que ha venido...», relataba otra.