El armador del pesquero Rúa Mar, desaparecido el pasado mes de enero cuando salió a faenar en pleno temporal, fue detenido este martes en una macro operación contra el tráfico de drogas a través de embarcaciones pesqueras desarrollada por la Policía Nacional y la Agencia Tributaria en el Campo de Gibraltar. El Rúa Mar, con seis marineros a bordo de los cuales cuatro siguen desaparecidos, naufragó el 23 de enero cuando se encontraba a 28 millas del Cabo Espartel, en Marruecos, una zona muy alejada de su punto habitual, y poco después la Audiencia Nacional confirmó que estaba siendo investigado por vínculos con una red de narcotraficantes, por lo que se sospecha que aquella noche de temporal podía estar buscando o transportando un alijo de hachís fondeado en la zona.

La operación policial, coordinada por el Juzgado Central 6 de la Audiencia Nacional, incluye numerosos registros simultáneos en viviendas y fincas de la comarca gaditana. También de varios pesqueros de Algeciras, de los que se sospecha por su participación en trasvases y alijos de droga. Ésta es precisamente una de las nuevas fórmulas empleadas por los narcotraficantes de la zona para esquivar la presión policial, como desveló hace unas semanas el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, al hacer balance del Plan especial de seguridad.

Fuentes policiales explicaron que la operación está bajo secreto de sumario, aunque sí ha trascendido que uno de los detenidos es el armador de la embarcación siniestrada, Pedro Maza, familiar de uno de los marineros fallecidos en el naufragio. La búsqueda de los restos sólo permitió rescatar los cadáveres de dos de los tripulantes, el patrón, Antonio Javier Maza, que según la autopsia murió por hipotermia, y uno de los marineros, Óscar Maquera, cuyo cuerpo fue arrastrado días después hasta una playa de Tarifa. Tampoco se pudo localizar el punto exacto donde se hundió el barco, de 14 metros de eslora y con base en el puerto de Barbate, ya que sólo se localizaron las lanchas salvavidas vacías y bidones de aceite.

La señal emitida por la radiobaliza de emergencia apuntó a que el naufragio se debió a un golpe de mar que volcó la embarcación de madrugada. El resto de la flota pesquera había decidido permanecer amarrada ante las malas condiciones meteorológicas y la mala mar, aunque muchos atribuyeron su salida a la necesidad de no perder días de trabajo. Pero la última ubicación del pesquero, a escasas millas de Marruecos, levantó las sospechas sobre la verdadera naturaleza de esa salida, y también acerca de que la carga que portaba fuera uno de los elementos que contribuyó a su naufragio junto al temporal.

Días después, tras presentar la familia de los marineros una denuncia por la desaparición del barco, saltó la sorpresa: el barco ya estaba inmerso en una investigación judicial de la Audiencia Nacional con seguimientos y pinchazos telefónicos a varias personas, algunas de ellas sin relación directa con la embarcación pero que habrían participado de diversa manera en algunos alijos de droga.