Philippe Barbarin, de 68 años, el más alto dignatario de la jerarquía eclesiástica francesa, ha sido condenado a seis meses de cárcel por ocultar a la justicia las agresiones sexuales a menores cometidas en los años 80 por Bernard Preynat, un cura de su diócesis que entonces acompañaba a adolescentes boy-scouts.