El empleado de una agencia inmobiliaria acusado de quedarse con el dinero que pedía a sus clientes para pagar la plusvalía de los inmuebles vendidos señaló ayer ante los magistrados de la sección tercera de la Audiencia Provincial que solo cometió dos fallos en su larga trayectoria profesional.

El acusado indicó que se trabajaba como agente financiero de una agencia inmobiliaria, de modo que su función era la de conseguir el préstamo para que los clientes pudieran firmar la hipoteca y facilitarle todos los trámites burocráticos. Entre ellos estaba la liquidación del impuesto de plusvalía municipal, algo que la empresa para la que él trabajaba no asumía. Para ello, explicó que montó una empresa, con su mujer, que se encargaba de esa función y que eso se liquidaba con el resto de las operaciones.

Reconoció solo haber tenido «dos errores», con dos clientes, cuyos impuestos no se pagaron, según el acusado «porque perdió la documentación» en una mudanza. Sin embargo, dijo que en ambos casos se preocupó de resolver el problema.

De los otros dos casos que le imputaban en la denuncia, interpuesta por la empresa, aseguró no haber cogido ni un solo euro, aunque intervino en las mismas.

Por su parte, el que fuera jefe del acusado, que lo despidió por trabajar para la competencia, indicó que el pago de plusvalías no era una actividad propia de su empresa, pero que sin embargo salieron al paso de las reclamaciones recibidas.