El juicio del hombre que estaba acusado de disparar en Montalbán a tres guardias civiles en diciembre de 2015, tras atrincherarse en su casa, quedó ayer visto para sentencia, después de escucharse los últimos testimonios y los informes finales de los representantes de las partes.

En su último uso de la palabra, el acusado pidió «disculpas por todo el daño causado» y en especial «a la Guardia Civil, porque me he criado rodeado de ellos y he sido amigo de sus hijos». Además, dijo, «me avergüenzo por lo que he escuchado de lo que hecho».

Previo a esas declaraciones, el fiscal elevó a definitivas sus conclusiones, de las que retiró la acusación de detención ilegal sobre sus padres que se le imputaba al encartado. Salvo eso, el ministerio público cree que son imputables un delito de asesinato en grado de tentativa, otro delito de atentado, dos delitos de homicidio en grado de tentativa, otro de tenencia ilícita de armas y otro de receptación de las mismas. Por todo ello, el fiscal reclama que le sea impuesta una pena total de 41 años de prisión, además de diversas cantidades en concepto de responsabilidad civil por los daños físicos y psicológicos causados a los agentes heridos durante el suceso.

Por su parte, el letrado de la defensa, Francisco Ramírez, intentó convencer al tribunal de que los hechos, reconocidos por el acusado, no son constitutivos del delito de asesinato porque no existe alevosía, ni un «ataque con trampa», ya que los disparos no fueron premeditados y no sabía contra quien disparaba, por lo que tampoco se debería considerar, según el abogado, el delito de atentado contra la autoridad. Además, insistió el letrado de la defensa que no está acreditada la voluntad de matar. De otra parte, defendió que se aplicara el atenuante de la dependencia que sufría su defendido de las sustancias estupefacientes e intentó asimismo reducir la responsabilidad civil, puesto que, según explicó, los padres del acusado ya han cubierto algunos de esos gastos.

Los hechos juzgados se remontan a diciembre del 2015, cuando el ahora encartado se atrincheró en su casa, armado con una escopeta de cañones recortados, por una ofuscación con su antigua pareja y cuando acudió la Guardia Civil e intentó entrar a su casa disparó contra dos agentes, uno de los cuales sufrió heridas que casi le hacen perder la vida. Posteriormente, disparó contra otro guardia.