Ana Isabel Quezada tuvo una vida dura. Madre muy joven allá en su localidad dominicana de Cabezuela de las Vegas, en el centro norte del país, se vino a España con 19 años y dejó atrás a su primera hija. Tras pasar por algunos bares y locales nocturnos, conoció a Miguel Ángel, con quien se fue a vivir, se casó y formó una familia hasta la muerte de la hija mayor, en marzo de 1996.

Tras romper con su marido, Ana rehízo su vida. Se unió a un hombre con el que puso una carnicería en Burgos. Posteriormente, tuvo relaciones con un viudo veinte años mayor que ella y finalmente con Sergio, con el que acabó dejando la provincia para instalarse en Las Negras (Almería). Sus rupturas fueron siempre difíciles. En el caso del viudo, que acabó falleciendo cuando Ana era su pareja, su familia y Ana acabaron muy mal. Ella llegó incluso a denunciar al hombre por malos tratos psicológicos, denuncia que fue archivada.

La pasada semana, tras la desaparición de Gabriel, la familia de aquel hombre de Burgos acudió a la Guardia Civil para explicar cómo fueron los últimos días de su padre. Acusaron a la mujer dominicana de "vaciarle" las cuentas corrientes, de vender joyas familiares y hasta de pagarse una operación de aumento de pecho con dinero del hombre. A su pareja y a ellos, dijeron, les contó que se metía en un quirófano para extirparse un tumor que le habían detectado en una mama.

Del pasado de Ana Julia Quezada por Burgos, la policía también investiga la muerte de su hija mayor, ocurrida el 10 de marzo del 1996, cuando la pequeña tenía 4 años.