El papa Francisco viaja hoy a Marruecos para una visita de dos días con el fin de reforzar el diálogo con el islam, volver a poner la atención en el drama de la inmigración y dar apoyo a la pequeña comunidad católica en ese país. Francisco viaja de nuevo a un país musulmán pocas semanas después de haber hecho historia con su visita a los Emiratos Árabes Unidos y donde junto al gran imán de la mezquita cariota de Al Azhar, Ahmad Al Tayeb, el documento sobre la «fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia». Por ello, el viaje a Marruecos y los actos en los que participará, como la visita al Instituto Mohamed VI que forma a predicadores e imanes, la primera de un papa a este tipo de centros, servirán para dar un paso más en el dialogo y la lucha contra los fundamentalismo religiosos. En esta visita, el papa quiere mostrar su cercanía a la pequeña comunidad católica en el país, formada por cerca de 25.000 personas, casi todos extranjeros. Y aunque Marruecos reconoce la libertad de culto y garantiza todos los derechos espirituales a los extranjeros residentes en su territorio, no admite conversiones de sus ciudadanos y de hecho muchos marroquíes no pueden expresar que son católicos por temor a represalias. La Iglesia católica en el país está presente en labores de educación, caridad y asistencia a los migrantes.