En mitad de la cuarta ola del feminismo arrecia la actitud retrógrada o el machismo. La reacción a las reivindicaciones de las mujeres en búsqueda de la igualdad es rápida y directa, y así lo manifiestan públicamente algunos de sus protagonistas.

La última, María Durán, quien protagoniza un polémico vídeo machista en el que acusa a las mujeres de inventarse delitos para cobrar subvenciones o asegura que prefiere que le salve la vida un hombre porque tienen más fuerza.

En un vídeo en YouTube, narra una carta a los "hombres buenos", a los que pide perdón por la situación a la que han llegado "por culpa de algunas locas". Durán asegura ser una de la "mayoría de mujeres" que va a estar al lado de estos hombres que—dice—han perdido su presunción de inocencia. "Es absurdo que cualquiera movida por el deseo de una ayuda o de conseguir una ayuda os pueda destrozar impunemente".

Según datos de la Fiscalía del Estado, solo un 0,01% de las denuncias por violencia machista son falsas.

La narración busca despertar instintos básicos, alentar a dividir entre "unas pocas mujeres" y el resto, situando al hombre como el enemigo de éstas. "Os pido que no os rindáis. Que les demostremos que sois nuestra otra mitad", y apela a la sensibilidad con casos de gran morbo mediático. "Que la mayoría no sois El Chicle, sino los que le pararon cuando asaltó a otra víctima. Me seguiré horrorizando cuando un hombre cometa un delito asqueroso, y pediré que se muera en la cárcel como lo haríamos con una mujer".

Hace referencia así a comerciales, como el de Gillette, que apela a una nueva masculinidad no tóxica. Lo que ella llama "ser unos petardos". Y recuerda que los hombres mueren más en homicidios, pero también salvando la vida de los demás. "Yo no tengo fortaleza física para hacer y hago bien en reconocerlo. Sé que si algún día tiene que rescatarme probablemente tendrá que ser un hombre", dice sobre la ausencia de mujeres en trabajos como bomberos, policías o mineros.

Por último, afirma que en su entorno todas las mujeres han hecho lo que querían y todos los hombres eran estupendos. "Qué desgracia tener un entorno que te haga creer que los hombres son malos y que quieren imponer bobadas del patriarcado. No escuchéis a esas pocas que gritan que nos estáis matando, la mayoría no estamos con ellas", concluye, mientras pide seguir abriendo puertas, cogiendo carritos de bebés e invitando a cenas. O diciendo a las mujeres que están más delgadas. "La mayoría siempre lo recibiremos bien. Os valoramos y necesitamos".