La Guardia Civil ha desmantelado en el marco de la operación Tag una organización criminal dedicada a la falsificación, distribución y venta de vinos falsificados de prestigiosas marcas. En el marco de la operación hay cuatro detenidos y cuatro investigados contra la propiedad industrial, contra la salud pública, estafa y blanqueo de capitales. Llegaron a vender por 1.900 euros botellas que contenían en realidad un vino de 19 euros. En la operación se realizaron seis registros de manera simultánea en las provincias de Madrid, A Coruña y Málaga siendo tres de ellos en domicilios de los principales responsables de la red y los otros tres en sedes mercantiles al tratarse de un restaurante y una nave.

En estos registros los agentes hallaron numerosos efectos y documentos relacionados con la investigación, entre los que destacaban más de 1.600 etiquetas falsificadas de diferentes marcas, 28 botellas de vino falsificadas, sellos, tampones, multiherramientas, troqueladoras, moldes y planchas metálicas, etiquetas y contraetiquetas, cajas de embalaje de madera a nombre de una de las empresas perjudicadas, así como diverso material informático e impresoras.

Asimismo, se intervino documentación comercial que acredita las actividades ilícitamente desarrolladas y que permitió comprobar la venta de más de 1.500 botellas de vino de diferentes marcas desde el año 2014, estimando que el grupo ha podido obtener un beneficio de más de un millón y medio de euros. La investigación se inició el pasado mes de octubre a raíz de una denuncia presentada en la localidad de Navalcarnero (Madrid), por el responsable de una prestigiosa empresa de vino donde manifestaba sus sospechas sobre la venta de botellas de su marca a través de una página web que podían ser falsas. Por tal motivo, los agentes pudieron constatar a través del análisis del portal web de venta, como efectivamente se estaba comercializando esta marca y por la que en algunas ocasiones el precio de venta al público de la botella falsificada ascendía a cerca de mil euros, cuando en realidad no llegaba a veinte.

Continuando con la investigación, se pudo conocer que había más marcas perjudicadas. Para la falsificación y venta, la organización adquiría vino con propiedades similares y de la misma denominación de origen pero a un precio mucho más económico. Posteriormente, lo envasaban en botellas con características similares. También, adquirían corchos y tapones parecidos a los de las marcas, para serigrafiarlos con una máquina de fabricación casera que habían diseñado para estampar los logos y anagramas.