“Noches sin dormir, negativas a comer, demandas constantes de atención, nada parece consolarlo, no sabe entretenerse solito…. Y nos tiene agotados”.

Esta es la descripción que suelen hacer las madres y padres que tienen un hijo de alta demanda. Y seguro que muchos de vosotros os habréis sentido identificados enseguida. Un niño de alta demanda tiene, entre otras características, unos padres a menudo desbordados y que no saben muy bien cómo actuar ante las constantes demandas de su hijo. Padres que, a menudo, se sienten incomprendidos o que se preguntan si su hijo es “normal”.

En primer lugar, ¿qué son niños de alta demanda?

El termino lo acuñó William Sears, un pediatra estadounidense padre de cuatro hijos. Y lo hizo después del nacimiento de su cuarta hija, que debió desbordarlo totalmente. Al parecer era una niña que exigía mucha atención y nada parecía consolarla, que mamaba con frecuencia, no quería estar solita y que, básicamente, exigía más cuidados y recursos que sus otros tres hermanos.

¿Qué le pasaba a la cuarta hija del Dr. Sears? Básicamente, nada. Simplemente que tenía lo que en psicología se llama temperamento difícil. Como este término puede tener connotaciones negativas o peyorativas, él eligió otro más amable: Niño de alta demanda.

Hablamos sobre los niños de alta demanda con Úrsula Perona, psicóloga infantil y divulgadora.

Úrsula, hay quién dirá: ¿de verdad hay niños que no son de alta demanda? Porque en general todos los niños son muy demandantes…

Exacto. Algunos piensan: «¿Niños de alta demanda o padres de baja disponibilidad?” o: “Todos los niños demandan atención”. Pero la realidad es que los niños de alta demanda reúnen una serie de características muy específicas, y fácilmente reconocibles. Simplemente tienen lo que en psicología se llama “temperamento difícil”.

El temperamento es la parte de la personalidad que viene determinada genéticamente, pero, además, este “temperamento fuerte o difícil” provoca en los padres y demás educadores una serie de reacciones que aún refuerzan ciertos rasgos. Es lo que se llama: genes por ambiente. Y sí, todos los niños son demandantes, pero no a este nivel… y los papis y mamis que tienen niños de alta demanda saben de qué hablo.

¿Qué rasgos comparten los niños de alta demanda?

No suelen dormir demasiado. Tardan mucho (incluso años) en dormir del tirón. Tienen mucha energía. Son movidos, vitales, no paran. Además, son niños muy sensibles, les afectan mucho las riñas o las malas caras. Pueden ser miedosos o ansiosos, preocupadizos, y se sobresaltan con facilidad. Necesitan la atención constante del adulto. Son muy demandantes (precisamente de ahí viene lo de “niños de alta demanda”). Suelen ser muy cariñosos y necesitan mimos y contacto físico. Al mismo tiempo, no saben jugar solos, buscan siempre la compañía del adulto para sus juegos. Son inteligentes y despiertos y pueden ser muy perseverantes y quieren salirse con la suya a cualquier precio.

Una pregunta que se estarán haciendo muchos padres que estén identificando a sus hijos con lo que nos cuentas es: ¿tiene mi hijo una patología?

En absoluto. Un niño de alta demanda no tiene ninguna patología. Simplemente una serie de características, las cuales vienen ya determinadas, como decíamos, por su temperamento, que convierten su crianza y educación en un reto para los papis. Tengamos en cuenta que son niños intensos, que exigen mucho y todo el tiempo. Por ello, es fundamental conocerlos bien y saber qué podemos hacer para manejar adecuadamente todas esas exigencias y demandas. Pero no hay que fijarse solo en esa parte, los niños de alta demanda son también niños con fuerte personalidad, cariñosos, sensibles… son niños que no dejan indiferente y que cuando no están… se nota mucho su ausencia.

¿Estos niños suelen ser niños incomprendidos por los adultos? ¿Sabemos tratarlos?

Creo que los más incomprendidos son sus padres. A menudo son tildados de consentidores, que no saben poner límites, que son demasiado condescendientes o que no saben educar. Los papás de un niño de alta demanda suelen ser juzgados negativamente por el entorno. Sobre ellos también hay muchos prejuicios y, a menudo, son etiquetados de niños pesados, mimados, caprichosos o malcriados.

Por eso es tan importante conocer el porqué de sus comportamientos: en primer lugar, para saber cuáles son sus necesidades. Y, en segundo lugar, para sacudirnos de encima la culpa. Un niño de alta demanda es un niño completamente normal. No le pasa nada. No es caprichoso o mimado. Simplemente nos necesita más, y nos lo hace saber.

Has pronunciado la palabra consentir… Con estos niños tan demandantes, ¿cómo sabemos las madres y padres que no estamos cayendo en el consentimiento?

No hay que satisfacer todas sus demandas. Por supuesto, necesitan límites claros y bien definidos y, sobre todo, bien implementados. No suelen funcionar las riñas o castigos, pues como decíamos, tienen un temperamento fuerte, lo que los hace muy perseverantes e incluso tozudos. Pero con grandes dosis de amor, una comunicación adecuada y mucha mano izquierda, se van consiguiendo los objetivos. Es necesario, como vemos, tener dosis extra de paciencia, y satisfacer sus necesidades emocionales, eso sin duda. Si piden afecto es porque lo necesitan. Si necesitan atención o mimos, hay que dárselos. Pero al mismo tiempo, poco a poco y con el tiempo, tenemos que ir favoreciendo su independencia y autonomía personal.

Educar un niño de alta demanda es un reto. Pero un reto maravilloso. Tienes un hijo muy intenso, demandante, y que te va a llevar al límite muchas veces. Pero esa fuerte personalidad tiene un lado muy bonito y reconfortante: un niño de alta demanda se convertirá en un adulto sensible, cariñoso, inteligente, perseverante en sus objetivos y muy interesante.

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