Uno de cada tres padres afirma hacer un uso excesivo de la tecnología y no se reconocen como un buen modelo para sus hijos. Y es que, según el estudio 'El impacto de las pantallas en la vida familiar', el primero elaborado en España con una amplia muestra, de 1.400 entrevistados, concluye que los progenitores hacen un uso más intensivo de las pantallas que sus propios hijos, pese a que las pantallas proliferan en la actualidad en los hogares y los jóvenes son nativos digitales.

De hecho, las familias consideran que la edad media para que un menor tenga una tableta es los 10 años, mientras que la llegada del primer móvil la sitúan en los 13 años. Si bien, casi el 40% considera que ha permitido que su hijo tenga un teléfono demasiado pronto.

En este contexto, los padres se declaran preocupados por el posible ciberacoso, la relación de sus hijos con desconocidos a través de internet, el acceso a contenidos inadecuados, la pérdida de tiempo o la sobreexplotación de su imagen.

El estudio demuestra que, por un lado, las familias, un 66%, consideran que las tecnologías están teniendo un papel favorable en la gestión de la actividad familiar, pero uno de cada cuatro afirma que las pantallas les supone una fuente habitual de conflictos con sus hijos.