El Cerro de la Corona de Totalán, donde se encuentra el pozo en el que pasado 13 de enero cayó el pequeño Julen, era hasta hace un semana un típico paraje de la Axarquía malagueña que, tras nueve días de labores de rescate del niño, ha sufrido una transformación radical. El tradicional paisaje de almendros en flor y olivos ha dado paso a una imagen que puede asemejarse a la de una explotación minera, y el cerro ha desaparecido tal y como era conocido por los vecinos de este municipio. El responsable del operativo de rescate, Ángel García, explica que, desde que se abandonó la técnica de la succión de material del tapón bajo el que se cree que está Julen y se optó por las excavaciones, «esto ha pasado a ser una obra de ingeniería civil humanitaria y sin precedentes».