El toro de Osborne ya se alza en Japón, entre campos de arroz y granjas de madera. El icono de la histórica bodega española que le pone nombre ha sido construido frente al pueblo japonés de Matsunoyama, mide diez metros de ancho y alto y es el segundo que se emplaza fuera de España, después del fabricado en el Superkilen Park de Copenhague (Dinamarca) en el 2016. El motivo: la exposición de arte Echigo Tsumari, conocida como la feria de arte contemporáneo al aire libre más grande del mundo.

El artista Santiago Sierra ha sido el encargado de transformar la valla en una colosal obra de arte, fabricada en acero cortén y con técnicas antisísmicas, con tal de resistir cualquier terremoto y acumulación de nieve que pueda producirse en el país nipón. La obra del morlaco, que representa un guiño de la marca andaluza con motivo del 150º aniversario de las relaciones diplomáticas entre España y Japón, estará expuesta durante tres meses, junto a otras creaciones firmadas por artistas como James Turrel, Marina Abramovic o Yayoi Kusama.

Arte y turismo

La famosa trienal Echigo Tsumari se inauguró en el año 2000 para reanimar zonas rurales cada vez menos pobladas, o aisladas por las fuertes nevadas, y en cada edición fomenta la permanencia de las principales obras con el fin de potenciar el turismo. El presupuesto, de unos 4,5 millones de euros -reunido con subvenciones, aportaciones de impuestos y donaciones-, sirve para pagar a los artistas y producir sus obras.

El próximo septiembre, el pueblo de Matsunoyama decidirá qué creaciones adopta de forma definitiva. Uno de los organizadores de la trienal, Takafumi Shimoka, considera que el concepto de Sierra cumple con los principios ecológicos de la muestra y es "casi seguro" que la obra se sume al prestigioso catálogo permanente de la región, por lo singular de su bagaje cultural.

Un lugar con encanto

El emplazamiento de la exposición cuenta con un paisaje de 760 kilómetros cuadrados, donde se han instalado las obras de 160 artistas. Se encuentra en el pueblo rural de Matsunoyama (con 3.000 habitantes), en la prefectura de Niigata, uno de los destinos vacacionales más cotizados para los amantes del esquí y la naturaleza, que cuenta con unas renombradas aguas termales curativas.

Según la leyenda, un leñador descubrió las aguas termales hace 700 años cuando vio a un halcón descansando su ala herida en él. También se cuenta en el legendario nipón que la hija de Uesugi Fusayoshi (el gobernador del siglo XV de la provincia de Echigo , actual prefectura de Niigata) curó su enfermedad de la piel sumergiéndose en ellas.