La mítica Gran Vía madrileña amaneció este miércoles, por quinto día consecutivo, con severas restricciones al vehículo privado. Los taxis y los autobuses circulaban a duras penas por dos carriles mientras los viandantes, cargados de regalos navideños, se agolpaban en las aceras y un pequeño porcentaje se atrevía a caminar por las vías robadas a los coches para hacerse ‘selfis’ en mitad de una de las calles más famosas de España o simplemente avanzar más rápido.

La decisión del ayuntamiento de Manuela Carmena de menguar el tráfico en una de las arterias principales de Madrid durante este puente y buena parte de la Navidad (del 16 al 18 de diciembre y del 23 al 8 de enero), como casi todas las decisiones de la alcaldesa de Ahora Madrid (partido integrado por Podemos), ha causado una amplia controversia. El PP y buena parte de los comerciantes se han levantado en armas, mientras que los peatones exhiben su satisfacción por haber recuperado una vía emblemática. La vieja guerra entre el vehículo y el peatón, pero ahora bajo la sombra del legendario rascacielos de Telefónica.

El ayuntamiento alega que su pretensión es mejorar la movilidad del viandante y los ciclistas, así como mejorar la actividad comercial “al reducir el estrés” al que se ven sometidos los compradores ante la saturación navideña. La portavoz del consistorio, Rita Maestre, aseguró este miércoles que el plan está dando resultados -en los tres primeros días 6.000 accesos menos- pero admitió que “hay que mejorar su ejecución concreta”.

LOS VEHÍCULOS AUTORIZADOS

De hecho, el decreto municipal permite la circulación de motos, vehículos que van a aparcar en los parkings cercanos o los hoteles. Pero “la realidad es otra”, según el gerente del Hostal Triana, Víctor González, quien denuncia que la policía tiene órdenes de impedir las retenciones a la entrada y salida de la gran avenida y, por ello, desvía el tráfico “de manera salvaje”, sin tener en cuenta las excepciones permitida. De ahí que los huéspedes de su hostal se quejen “de que no les dejan entrar ni presentando la reserva”. Aún así, su establecimiento no ha sufrido merma de clientes. Tampoco latienda de tejidos Julián López, -uno de los pocos comercios tradicionales que sobrevive a la voracidad de las grandes cadenas- cuyo encargado, Juan Ramón Encabo, echa de menos mayor planificación por parte de Carmena.

Peor suerte ha corrido el aparcamiento situado en la plaza del Carmen, cercano a la Gran Vía. Su administrador, Javier Quevedo, clama contra una caída del 90% de la facturación porque, en su opinión, es “prácticamente imposible” que entre un vehículo no abonado al párking.

EL 'SHOW' DE AGUIRRE

El presidente de la asociación de comerciantes, Florencio Delgado, ha llegado a hablar de un “contubernio” para sacar a los coches del centro y desplazarles a las grandes superficies, y ha recibido el calor de Esperanza Aguirre, quien ha criticado que se “pisotee” los derechos de vecinos, comerciantes y hosteleros y tildado la iniciativa de “esperpéntica” y propia de las ciudades “cutres”; pese a que se aplica en otras partes de España y del mundo y no siempre con tanto alboroto. La portavoz del grupo municipal popular amenaza con acudir a los tribunales a denunciar la peatonalización.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, quien no mantiene la mejor de las relaciones con Aguirre, no ha mostrado entusiasmo porque el PP acuda a la justicia pero sí ha lamentado la “improvisación” y haberse enterado, como los comerciantes, de la medida por los medios de comunicación.

Maestre ha salido este miércoles al paso de las críticas asegurando que se informó “con antelación” a los afectados a través de una carta a sus asociaciones. Pero los concernidos lamentan que haya sido una información unilateral y no se haya contado con quienes “dan vida” a la arteria madrileña. En opinión de los comerciantes, el colapso de tráfico se reduciría si se permitiera un doble carril por sentido (se permite en algún tramo) y los agentes efectivamente permitiesen circular a los vehículos autorizados.

González, quien además de regentar un hostal es vecino de la Gran Vía, recuerda que otras veces se ha cortado el tráfico sin polémicas. En su opinión, el problema actual es que Carmena ha buscado hacerse “propaganda” con una restricción casi completa en lugar de buscar implementar soluciones puntuales y dinámicas cuando la afluencia peatonal es masiva, como hicieron sus antecesores.