Una excompañera de trabajo de la coacusada del crimen de la Guardia Urbana, Rosa Peral, ha negado este lunes que la sospechosa tuviera miedo del otro acusado, Albert López, días después de la muerte de la víctima -ocurrida la noche del 1 al 2 de mayo del 2017-, pese a que ella mantiene en su escrito de defensa que el día del presunto asesinato no llamó a la policía porque sentía "pánico".

Peral y López, ambos agentes de la Urbana, están acusados de presuntamente matar a Pedro R. -también agente- en el domicilio donde ella convivía con la víctima, en Vilanova i la Geltrú, y después trasladarle en el maletero de su coche hasta la zona del pantano de Foix y quemarle, porque "obstaculizaba su relación", según la Fiscalía.

La testigo ha explicado que visitó a la acusada en su casa el sábado 6 de mayo del 2017, y que la vio "fría" y tranquila, por lo que pensó que no era consciente de lo que había pasado, según ha dicho sobre la desaparición de la víctima, Pedro R. Ha relatado que Peral y Pedro R. -que mantenían una relación y ambos eran agentes- "últimamente discutían mucho" y era habitual que, después de enfadarse, él se marchase de casa de ella, según les explicó la acusada.

En su visita a Peral, la testigo ha explicado que fue acompañada de su marido -que testificó en el juicio la semana pasada en una línea similar- y que la sospechosa les propuso ir a cenar junto al otro acusado -con el que también tenía una relación-, y ella les dijo que "Albert se estaba portando bien con ella".

Durante la cena, la testigo ha asegurado que no percibió miedo, sino "complicidad" y confianza entre Peral y López, y que las hijas de ella se alegraron de ver al otro acusado, al que se referían con el mote cariñoso de 'tonto del bote'.

"COARTADA" DE PERAL

Un segundo testigo, compañero de Pedro R., también ha explicado que la noche en que ocurrió el crimen Peral le envió un mensaje en el que le aseguraba que la víctima estaba enemistada con su exmarido, y que había ido ir a pincharle las ruedas del coche y coger un bate de béisbol.

Fue una conversación que mantuvieron a las 23.08 del 1 de mayo de 2017, e inicialmente no le dio importancia, pero el fin de semana después de aparecer el coche calcinado con el cadáver pensó que lo que le había dicho Peral era una "coartada".