La natalidad en España no para de caer desde 1999 y especialmente en la última década. Según los datos del Movimiento Natural de la Población ofrecidos este año por el Instituto Nacional de Estadística (INE), las madres españolas deciden ser madres cada vez más tarde y tienen menos hijos. Uno de los elementos fundamentales de estas cifras es la situación laboral de las jóvenes, que no solo tienen un acceso tardío al trabajo y en situación de precariedad, sino que además temen dificultades en su empleo o ser despedidas al quedarse embarazadas.

La incorporación de la mujer al trabajo y la búsqueda de estabilidad laboral después de una larga carrera como estudiantes hace que éstas decidan posponer la maternidad hasta encontrar las condiciones necesarias. Esta situación ha hecho que en apenas unas décadas la edad media de las españolas para decidir tener el primer hijo pasase de los 28 años en los noventa a los 32 en la actualidad, lo que también ha provocado que la etapa de edad fértil se vea reducida, teniendo solo un hijo por pareja en lugar de los tres que se contabilizaban en 1976. La entrada de población migrante hizo repuntar la natalidad durante unos años, pero desde 2008 la natalidad ha caído un 24,6% hasta los 391.930 niños nacidos registrados en 2017, lo que supone a su vez un 4,5% menos que el año anterior. El número de mujeres en edad de ser madres (entre 15 y 49 años) se ha reducido hasta los 10,57 millones. Las cifras contrastan con los datos europeos y sitúan a España como el tercer país con la tasa de natalidad más baja de toda la Unión Europea, igual que Portugal y tan solo por detrás de Italia y Grecia. Según los datos de Eurostat, en nuestro país nacen ocho niños por cada mil habitantes, muy lejos de los 12,9 de Irlanda, líder de natalidad en Europa, o Suecia y Reino Unido, con 11,5.