Falta de confianza, inseguridad y una percepción negativa sobre sí mismo son síntomas claves de la baja autoestima. Un problema en aumento que condiciona la vida de muchas personas.
Limita la actuación y el desarrollo óptimo de todo aquel que lo sufre. Pero, si nos basamos en varios pasos, podemos empezar a fortalecerla y desarrollarla.
Esto nos ayudará en nuestra vida profesional, social, familiar y de pareja.
Síntomas de la baja autoestima
Varios síntomas puedes hacernos ver que no contamos con el nivel óptimo de autoestima. Los principales indicadores son los siguientes:
-Búsqueda de aprobación de los demás. Necesitamos reafirmar aquello que hacemos en base a lo que opinan los demás. Nos basamos en lo que quieren o piensan aquello más cercanos a nosotros.
-Mala sociabilidad. Relacionarse poco por miedo a ser juzgado o por pensar que no se cuenta con nada interesante que aportar al otro.
-Apatía. Falta motivación para alcanzar metas. Aparece por la autovaloración negativa, pensando que no se cuenta con todo aquello para conseguir lo que nos proponemos.
-Inseguridad. Falta de confianza y desvalorización.
-Relaciones tóxicas. Personas cercanas con los que se mantiene una relación desequilibrada.
-Sentir que no merecemos cosas buenas.
-Infelicidad. Es una constante en las personas con baja autoestima. La felicidad nunca se alcanza porque parece que nos faltan siempre elementos clave.
-Imposibilidad en la toma de decisiones. Creo haber tomado siempre decisiones incorrectas por un sesgo perceptivo negativo. Esto determina la inseguridad al tener que elegir nuevos caminos.
5 pasos imprescindibles
Contar con claves concretas y convertirlas en hábitos aumentaran fácil y rápidamente la autoestima.
1. Elimina el exceso de autoexigencia. La motivación, el esfuerzo y la exigencia son valores fundamentales para alcanzar todo lo que una persona se propone. Pero un exceso de autoexigencia acaba creando una situación de bloqueo. Nada nos parece suficiente y creemos no contar con el mérito o las herramientas necesarias para alcanzar lo que nos proponemos.
2. Cambia tus palabras. El ser humano está formado por lenguaje. A través de las palabras construimos, pero también derribamos. Aquello que decimos conforma nuestros esquemas mentales y esos esquemas determinan nuestra forma de ser y actuar. Elimina todas aquellas palabras de desprecio o desvaloración hacia ti mismo. Introduce otras más positivas y reales.
3. Atiende tus necesidades. Presta atención a lo que necesitas y a lo que realmente quieres. Para ello son importantes tus emociones. Todas tienen una utilidad, desde la alegría hasta la tristeza, pasando por la rabia. Son válidas y pueden indicarte cómo te sientes realmente. Busca aquello que te haga sentir mejor a corto, medio y largo plazo
3. Acéptate. Cambiar aspectos de tu físico o de tu personalidad es posible pero no siempre necesario. Lo que eres, tu personalidad y tu cuerpo son indicadores de la persona que hay detrás. Nos definen, nos acercan a los demás y siempre son válidos.
4. Espacio. No siempre es necesaria la compañía. Para trabajar tu autoestima, escucharte y atender tus necesidades necesitas espacio. Tiempo a solas, para reflexionar y para tener ocio sin compañía, te ayudarán a conectar contigo y ganar en autoconfianza.
La autoestima es inestable, cambiante y depende de nosotros mismos y del entorno. Su inestabilidad nos permite modificarla, adaptarla a las exigencias sociales y orientarla para que trabaje a nuestro favor.
Dejar de ser nuestro peor enemigo es una de las claves para ganar en seguridad y confianza, aumentar nuestra autoestima y sumar bienestar a nuestra vida.
* Ángel Rull, psicólogo clínico