Enfrentamos una crisis de confianza. La frase aparece en las notas promocionales de Mercaderes de la verdad, un libro centrado en las amenazas y retos que enfrenta el periodismo por los cambios en el modelo de negocio y la revolución tecnológica que acaba de publicar en Estados Unidos Jill Abramson, la primera (y única) mujer que ha dirigido 'The New York Times'. Lamentablemente para Abramson, la frase ha cobrado un sentido inesperado.

La mujer que llevó las riendas de 'la dama gris' entre 2011 y 2014, ahora profesora en Harvard, ha sido acusada de plagio. El miércoles dos hilos en Twitter abrieron la caja de los truenos, evidenciando párrafos casi idénticos a otros aparecidos en publicaciones como 'Time Out', 'The New Yorker' y el 'Columbia Journalism Review'. Y aunque en una entrevista en Fox Abramson negó el plagio y defendió que los textos están referenciados en las 70 páginas de notas de pies de página, poco después tuiteó un mensaje. Tomo seriamente los temas planteados y revisaré los pasajes en cuestión.

El terremoto ha sido inmediato. Aunque como asegura Abramson hay referencias en las notas de pie de página al origen, en el texto principal no se encuentra la atribución. Y según uno de los periodistas que ha identificado restos de uno de sus textos en el libro, Ian Frisch, el problema puede ser aún mayor y descorazonador, especialmente viniendo de una mujer que es referente periodístico. Según él, Abramson usa una frase que él consiguió en una entrevista dando la apariencia de que el entrevistado le hablaba a ella.

TENSIÓN GENERACIONAL

Ya antes de que se publicara el libro, en el que Abramson se centra en dos medios tradicionales (el 'Times' y 'The Washington Post') y dos de los que representan un nuevo modelo de periodismo ('Vice News' y 'BuzzFeed'), había habido polémica. Cuando circularon galeradas de la obra, en la que el periodista freelance John Stillman ha sido asistente de Abramson, se detectaron datos incorrectos que se corrigieron antes de la edición final. Y aunque las críticas han sido predominantemente positivas ha habido alguna observación de cierta condescendencia hacia periodistas de los nuevos medios.

De hecho, fue un periodista de 'Vice', Michael Moynihan, quién desató la tormenta con su hilo centrado en los tres capítulos que Abramson dedica a la compañía. Ahí estaban los párrafos originales y los del libro. Pero Moynihan aseguraba que hay muchos más ejemplos de errores fácticos, otros pasajes copiados, afirmaciones con una sola fuente o sin ninguna.

La tensión entre Abramson y los periodistas de 'Vice News' es evidente. Dos minutos antes de colgar el tuit anunciando las revisiones, la exdirectora del 'Times' había escrito otro donde decía que los ataques de algunos de ellos reflejan su descontento con lo que ella considera un relato equilibrado.

Está claro, no obstante, que esta crisis va más allá de choques generacionales o de visiones distintas sobre el periodismo. Y la editorial, Simon & Schuster, aunque defiende que el libro fue exhaustivamente investigado y es meticuloso con las fuentes se ha declarado abierta a hacer revisiones si se creen necesarios cambios o atribuciones.