En estos más de ocho meses de pandemia, las expectativas de recuperar la normalidad perdida se han puesto en la carrera por conseguir una vacuna. La economía celebra cada resultado positivo de un ensayo clínico, y entre los españoles ya los hay que se atreven a hacer planes, aunque sea a medio plazo. Pero el entusiasmo parece desinflarse cuando se habla de vacunación, es decir, lograr que haya un número suficiente de ciudadanos que se la pongan. «Lo que nos protege no es la vacuna, es la vacunación», alertó desde la OMS su directora de Salud, María Neira. Y los datos de las encuestas no son muy halagüeños.

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La primera vez que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) preguntó por la vacuna fue en marzo. Seis de cada 10 ciudadanos se mostraban de acuerdo con que la investigación para conseguir una vacuna era «la única solución ». En septiembre, tras un estado de alarma y con decenas de miles de muertos, el CIS preguntó por la vacunación. El 44,4% aseguraba que estaba dispuesto a vacunarse inmediatamente, frente al 40,3% que no. En los dos meses posteriores, el porcentaje de los reacios no ha hecho más que aumentar. En octubre no se vacunaría el 43,8% y en noviembre, el 47%.

En este último barómetro, el porcentaje de quienes sí se pondrían la vacuna caía al 36,8%, apenas cuatro de cada 10 personas. Al menos uno de cada 10 ciudadanos ni siquiera se ha planteado aún qué hacer.

Las mujeres muestran más reparos. El 53,3%, no se pondría la dosis inmediatamente, y solo tres de cada 10 (el 28,5%) sí lo harían. En cuanto a la edad, los más reacios son el grupo de entre 25 y 34 años (seis de cada 10 no se vacunaría) mientras que en los mayores de 65 años la cifra baja a tres de cada diez. Los jóvenes de entre 18 y 24 años están divididos: el 42,6% se vacunaría frente al 45,6% que no. A partir de los 55 años, son más los que se la pondrían.

Votantes de Vox

La inclinación política también influye. El 62,6% de quienes declaran haber votado a Vox en las últimas generales no está dispuesto a hacerlo inmediatamente. En el lado opuesto están los votantes de Más País (el 51% se vacunaría inmediatamente) y los electores de PSOE y Unidas Podemos, ambos por encima del 40%.

El escepticismo y el miedo a la vacuna tienen diferentes razones. La urgencia, la incertidumbre, e incluso la campaña que, a base de bulos e información falsa, intentan imponer los movimientos antivacunas o negacionistas. Sin embargo, los datos de cobertura de vacunación en España han sido siempre muy altos y positivos. La primovacunación (menores de 12 meses) y las vacunas de recuerdo de la población infantil tienen una cobertura superior al 90%.

En el caso de la gripe, en España solo se recomienda la vacunación de grupos de riesgo. En la campaña 2018-2019, la cobertura entre los mayores fue del 54,3%. En el 2017, último dato de Eurostat disponible, España fue el quinto país europeo con más vacunados. Además, es el tercero con un mayor porcentaje de ciudadanos, el 91%, que creen que las vacunas son seguras. Para los expertos, la clave del rechazo está en el término «inmediatamente». La experiencia con las vacunas nuevas demuestra que aunque a priori haya miedo, la mayoría acaban por vacunarse.