Aunque el dicho "abundan como setas" las considere modelo de proliferación, cualquier setero puede dar testimonio de que cada vez es más difícil encontrarlas. Influye sin duda el creciente número de gente que se "echa al monte", pues tocan a menos, pero los micólogos alertan: no sólo el lince o la foca monje, también hay hongos en peligro de extinción.

De hecho, ya hay una especie extinta en España, la laricifomes officinalis. Aunque su nombre no diga nada a la mayoría, era una seta con usos medicinales. Fue vista por última vez, en Teruel, en 1917. Además, aunque sin llegar a esa categoría de riesgo, algunas de las setas más populares presentan preocupantes síntomas de decadencia, según Francisco de Diego Calonge, presidente de la Sociedad Micológica madrileña, uno de los grandes expertos europeos en setas y el primero que elaboró una lista de especies a proteger en España.

Las causas

Sobre las causas que pueden llevar a la extinción de algunas setas, Calonge no descarta la recolección masiva, pero no como principal. "La primera es la que gobierna todo en el planeta Tierra: la cuestión climática, el efecto invernadero. El deterioro del clima puede llevar a la desaparición de muchos seres vivos". "Luego la acción del hombre. En el mundo rico hay una tendencia a tener cada vez más poder, sin mirar cómo, y si hay que destrozar una montaña o unas dunas que son únicas, se destrozan". Los principales responsables no son, pues, los seteros, pero no dejan de tener su efecto. A fin de cuentas, cada día son más, como muestra el caso de Galicia, donde "antes las setas eran consideradas pan del diablo" y ahora es la región española en la que hay más grupos micológicos, más que en el País Vasco.

El presidente de los micólogos madrileños considera inevitables las medidas de restricción y pago de una cuota para la recogida de setas que se han tomado en Soria o en Navarra, y que ya se empiezan a tomar en Andalucía. "Yo, que no soy un comerciante de setas, creo que es positivo. Es bueno proteger especies en situación muy sensible. Así se consigue que la biodiversidad no disminuya".

Para evitar no sólo esa disminución en alguna de las setas más populares sino también la extinción de otras, es necesaria la implicación de las administraciones. Por eso, los micólogos del Consejo Europeo para la Conservación de los Hongos pretenden incluir algunos hongos en las listas de especies a proteger de la Convención de Berna. Esta inclusión -en la actualidad sólo figuran especies animales y vegetales- obligaría a los Gobiernos a adoptar medidas para protegerlas.

"La misión más difícil -dice Calonge- es convencer a los políticos de que hay especies de hongos tan importantes o más que especies de plantas o de animales". Pero, para crear listas rojas de hongos, primero hay que identificar, de un modo indudable, las especies amenazadas. En opinión de Calonge, una lista roja común a toda Europa es muy difícil. Por eso, el trabajo previo en cada área geográfica es muy importante. En la Península Ibérica se ha creado un comité hispano-luso y se calcula que unas 50 especies deberían incluirse en alguno de los cuatro niveles de la lista roja. Ese comité se reunirá en Córdoba este mes para estudiar los informes recibidos y se espera que de aquí a un año tenga publicada una lista preliminar de especies a proteger.