El director general de Tráfico, Gregorio Serrano, sigue en el ojo del huracán y no solo por su gestión de la nevada que colapsó el fin de semana a miles de vehículos en la AP-6, sino también por sus despectivas respuestas a la críticas recibidas. Ayer se permitió ironizar sobre su ausencia el día de los hechos mientras rechazaba las demandas de dimisión lanzadas desde el PSOE y la asociación de guardias civiles AUGC.

«Pido disculpas a todos los que estén molestos porque la tarde de la tremenda nevada sobre la AP-6 estaba con mi familia en Sevilla pasando el día de Reyes, una maravillosa ciudad donde funciona las líneas telefónicas e internet», explicó a través de Twitter. Desde el PP se había mandado la consigna de pedir disculpas, aunque sin reconocer errores (lo hicieron varios dirigentes), y esta fue la peculiar manera en que lo interpretó el director de Tráfico.

Serrano explicó el lunes que Sevilla cuenta con un centro operativo similar al de Madrid. Y es verdad. Desde él se puede acceder a la cámaras de control de tráfico de toda España, pero el hecho es que ni siquiera se trasladó allí. Siguió la crisis desde su casa.

Del rechazo general solo se desmarcó Ciudadanos, que sostiene que «hay que escucharle antes» de reclamar su cabeza. «Pedir dimisiones sin oír las explicaciones» solo lo hacen «los viejos partidos», sacó pecho la formación de Albert Rivera.

Quien está saliendo hasta ahora mejor librado es el ministro del Interior, Jose Ignacio Zoido. Su táctica de esconderse detrás de Serrano y no dar la cara en los medios parece darle buen resultado. Ni siquiera ha respondido a las críticas por asistir en el partido Sevilla-Betis, mientras miles de conductores estaban ya atrapados en la AP-6. No parece que por el momento el PP vaya a pedir la cabeza de Serrano.