Seis días después de la desaparición de la estudiante española Natalia Sánchez Uribe, la investigación prosigue con discreción, seguida de cerca en París por la familia y por compañeros sorprendidos ante una noticia que ha coincidido en plenos exámenes. No hay ningún cartel ni fotografía que alerte en la Universidad de Panteón-Sorbona de lo sucedido. Los alumnos que están al tanto en las facultades de Economía y Derecho, en las que la joven tenía clases con una beca Erasmus, se enteraron principalmente por las redes sociales. La joven, de 22 años, fue vista por última vez el pasado 1 de mayo. Se le acababa el contrato del piso en el que había vivido hasta entonces y le comentó a la amiga de la casa a la que se iba a mudar que tenía que regresar a recoger una maleta. Rodrigo, madrileño de 22 años que estudia Derecho, la conoció por casualidad una semana antes. Había salido a fumar con una amiga mientras estudiaban en la biblioteca y Sánchez se les acercó tras oírles hablar en español: «Nos estuvo contando que no tenía un buen grupo de amigos y que no se sentía en su sitio, pero no la vi tan mal como para pensar que haya hecho alguna tontería».