Habían pasado tres días a la deriva. El motor de la zodiac explotó, empezó a entrar agua y la neumática se hundió parcialmente, y con ella gran parte de sus 47 ocupantes. Al borde de la desesperación, un buque alertó a Salvamento Marítimo de la presencia de cuatro supervivientes aferrados a los restos de la embarcación. Entre ellos estaba el patrón de la misma, encargado también encargado de gestionar y organizar el viaje clandestino a los inmigrantes. Un año después de la tragedia, la Audiencia provincial de Almería le ha condenado a seis años y medio de cárcel por los delitos de lesiones y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.

La sentencia se ha dictado en sala durante la última sesión del juicio celebrado estos días, una vez que el acusado, un hombre senegalés de 25 años, mostrara su conformidad con la pena y alcanzara un acuerdo con la fiscalía, según fuentes jurídicas citadas por Europa Press. Así, gracias a la colaboración y el testimonio prestado por el acusado para reconstruir lo ocurrido, el ministerio público accedió a rebajar su petición inicial de 8 años de prisión.

HASTA 1.500 EUROS POR EL TRAYECTO

Según contaron algunos de los los supervivientes, el ahora condenado, identificado como B.N, fue el encargado de promover en la primavera del pasado año el viaje a las costas españolas en una embarcación neumática. Junto con un colaborador, que perdió la vida en el naufragio, contactó un mes antes con los inmigrantes de origen subsahariano, a los que reclamó entre 1.000 y 1.500 euros por cruzar el Mar Mediterráneo. El ministerio público recalcó en su escrito de acusación que organizó el trayecto en una embarcación que no reunía las características necesarias para el viaje, dado que su capacidad era inferior a 10 plazas y a bordo se embarcaron al menos 47. Asimismo, la precaria patera hinchable no estaba preparada para una travesía de larga distancia, y mucho menos en condiciones adversas de viento u oleaje.

El relato del fiscal resaltó además la ausencia de los mínimos elementos de seguridad, dado que no había bengalas, ni balizas de señalamiento o botiquín. Unas circunstancias que ponían en peligro la integridad de sus ocupantes. Aun así, salieron de las inmediaciones de Bouyafar (Marruecos) para intentar alcanzar la costa andaluza la noche del 13 de junio. B.N. no solo patroneaba la embarcación, sino que llevaba la brújula para orientarse en el mar de Alborán. La fatalidad quiso que, a las pocas horas, el motor explotara, y que la barca se hundiera a causa de la entrada del agua, causando la muerte de al menos 43 personas, entre ellos tres mujeres y un menor, según estableció la Policía.

El patrón del barco y otras tres personas lograron resistir aferrados a lo que quedaba de la embarcación y a la deriva hasta que ese sábado un helicóptero de Salvamento Marítimo les rescató tras ser alertados por un buque que pasaba por la zona, a unas once millas al sur del Cabo de Gata. Los supervivientes presentaban fuertes signos de hipotermia, deshidratación y otras dolencias, por lo que fueron evacuados de urgencias a un hospital almeriense, donde permanecieron una temporada ingresados ante su grave estado de salud. Por estas lesiones, la Audiencia condena también al patrón a indemnizar con 1.300 euros a dos de sus compañeros, considerados testigos protegidos.

SEIS MUERTOS EN AGUAS MARROQUÍES

Pese a los riesgos que entraña la travesía, numerosos subsaharianos se siguen jugando la vida en busca de un futuro en Europa. Este jueves, otras seis personas, entre ellas dos mujeres y un bebé, fallecieron cuando la patera de madera en la que viajaban junto a otra veintena de personas con destino a las Islas Canarias zozobró tras una maniobra arriesgada del patrón, que se encuentra entre los fallecidos. Los servicios de rescate de Marruecos han logrado rescatar con vida a 24 personas, diez de las cuales necesitaron atención médica. Se trata de la segunda embarcación de inmigrantes que naufraga en menos de una semana en la ruta hacia Canarias, ya que otras 27 personas murieron ahogados el pasado jueves.