La Guardia Civil ha detenido a dos hombres y tres mujeres que se dedicaban a captar inmigrantes irregulares que llegaban a las costas españolas en pateras para después secuestrarles en un piso de Algeciras (Cádiz) y exigir un rescate a sus familias, informó ayer el instituto armado.

Los detenidos, dos hombres y dos mujeres originarios de Marruecos y con permiso de residencia en España, y una mujer española, han ingresado en prisión sin fianza por orden del juez acusados de los delitos de secuestro y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. La operación policial no se ha dado por concluida, pues los agentes tratan ahora de identificar y localizar a víctimas de este entramado y no descartan nuevas detenciones. La investigación Se inició a finales de agosto del 2017, cuando los agentes tuvieron conocimiento de que se estaban realizando secuestros de inmigrantes irregulares a su llegada a la costa peninsular.

Los detenidos montaban dispositivos de espera y localización de pateras que habían logrado cruzar con éxito el Estrecho de Gibraltar. Elegían de entre los inmigrantes que llegaban en ellas a los que consideraban que podrían pagarles más dinero y se acercaban a ellos prometiéndoles ayudarles a reunirse con sus familiares residentes en España.

ENCERRADOS //Así les trasladaban en vehículos hasta una vivienda del barrio de La Bajadilla de Algeciras. Allí les encerraban en habitaciones, les despojaban de sus teléfonos móviles y de todos sus enseres personales, y les interrogaban exhaustivamente para sacarles toda la información que podían sobre sus familias y sus recursos. Una vez que tenían esta información, calculaban la cantidad de dinero que les podían exigir y contactaban telefónicamente con los familiares de las víctimas para solicitarles el pago de un rescate a cambio de su liberación. Las cantidades oscilaban entre los 500 y 2.000 euros, en función de las posibilidades económicas de la familia.

Los hombres de la organización eran los encargados de realizar la captación, traslado de las víctimas hasta el domicilio y de extorsión a los familiares, mientras que las mujeres custodiaban a los secuestrados y les vigilaban hasta su liberación.