El anuncio oficial de que, pasado lo peor de la pandemia del coronavirus, habrá temporada turística, la llamada a desempolvar las maletas y a repasar el mapa de España en busca de un destino, así como la previsión del fin de la cuarentena para los que lleguen de fuera y las progresivas aperturas de playas y piscinas han despertado una industria que entró en coma con el decreto del estado de alarma y que estos días se mueve entre la esperanza y la precaución. Además del descanso de millones de personas tras unos meses de confinada tensión hay en juego buena parte del 12,3% del PIB y de los 2,6 millones de empleos directos que suponen el sector turístico para España, aunque hay un porcentaje que ya se da por perdido.

El arranque de la semana llegó con titulares de euforia. La agencia de viajes online Destinia hablaba de un incremento del 142% de la búsqueda de hoteles y desde Exceltur, que reúne a muchas de las grandes del sector, se hablaba de reservas triplicadas en 48 horas. Pero a pie de playa o de montaña, a puerta de hotel, la realidad es otra. «Algo se está moviendo -admite Toni Mayor, presidente de la patronal valenciana Hosbec-, pero hay que analizarlo bien porque si estaba totalmente parado a poco que se mueva ya es un incremento del 150%».

Desde Benidorm, uno de los iconos del turismo peninsular, asegura que no queda otra opción que ver «cómo va la convalecencia» porque estamos en un terreno desconocido. «Digamos que la demanda ha salido de la UCI y hay que ver si está para quedarse en el hospital, para salir andando o para correr. Nadie sabe de verdad cómo se va a comportar la demanda, si la gente va a tener miedo, si va a estar traumatizada o si va a salir disparada», asume.

«Hace 15 días estábamos muertos», confirma Xavier Guardià, portavoz de la federación empresarial de hostelería y turismo de Tarragona. «En la última semana nos hemos empezado a mover, se pide mucha información pero las reservas no fluyen», explica. Desde el sector recuerdan además que las cancelaciones gratuitas han hecho que ese termómetro pierda fiabilidad.

Ambos están de acuerdo también en que hay un punto clave en la temporada: la apertura de fronteras. «Todo pasa por ahí», insisten desde la Costa Dorada. Porque ni aunque se desatara el mercado doméstico, algo que dada la situación económica nadie prevé, se podría compensar el internacional. Basta con ver que, según los últimos datos del INE, en el 2019, visitaron España 83,7 millones de turistas extranjeros.

Según ese último informe, Cataluña, Baleares y Canarias fueron los destinos más elegidos por los foráneos, pero mientras que el Gobierno ya ha dicho que quiere abrir «corredores seguros» desde Alemania hacia las islas, sigue la incertidumbre con la frontera francesa.