Ni con la picaresca y violencia con la que los delincuentes arrebatan relojes de la muñeca de turistas -y no solo turistas- adinerados, ni con la mano larga con la que se llevan algún bolso en una tienda o vestíbulo de un hotel de lujo. Esta vez el enésimo y sonado robo a un viajero en Barcelona ha sido casi de película, a tenor no tanto del valor botín como sí del modus operandi y la víctima: se llevaron la caja fuerte de la suite que ocupaba la familia real de Qatar en el Hotel Monument, en la confluencia de la calle de Mallorca con el paseo de Gràcia.

Los ladrones arrancaron la caja de la habitación mientras los ocupantes hacían turismo por la ciudad el pasado sábado día 29. El detalle del botín de joyas y dinero sustraído no se conoce con certeza porque el hotel está obligado a preservar la intimidad de sus huéspedes, pero algunas fuentes de la investigación apuntan que el valor estaría en torno a los 30.000 euros. Lo singular del caso es que los delincuentes no solo burlaron la seguridad del hotel -en estas categorías suele haber tanto vigilancia en la entrada como cámaras en diferentes zonas comunes-, sino también el dispositivo de seguridad que acompaña a delegaciones como la qatarí. En este caso, señalan fuentes próximas al caso, la custodia la realizaba la Policía Nacional. De hecho, la presencia de esta familia real -como sucede con otras de tal rango que pueden llegar a viajar con decenas de miembros y séquito- era palpable en los últimos días en el paseo de Gràcia en forma de grandes coches de lujo con lunas tintadas, chóferes y seguridad aparcados ante diversos establecimientos.

Aunque se suela hablar más del turismo de masas y sus efectos colaterales, el viajero del más alto nivel ha crecido en la última década en la ciudad y se ha acompañado de un incremento de plazas de cinco estrellas gran lujo, como el Monument, uno de los más exclusivos, donde las suites son requeridas por clientes top como las familias de países de Próximo Oriente.