Hasta 3 millones de euros defraudó una red criminal desarticulada por las policías española y rumana dedicada al tráfico de teléfonos móviles de alta gama, en una operación que se ha saldado con la detención de 57 personas de 13 nacionalidades que llegaron a cometer más de 2.000 estafas. Responsables de la operación, encabezados por la comisaria jefe de la unidad de delincuencia especializada de la Policía Nacional, Pilar Álvarez, explicaron ayer los detalles de la Operación Transporte contra una organización dirigida por clanes familiares rumanos que llevaba operando tres años.

La red contaba para su actividad delictiva con empleados desleales en diferentes ámbitos, como teleoperadores de compañías telefónicas- siempre españolas- que trabajaban para éstas desde Latinoamérica y con repartidores de empresas de paquetería. Álvarez explicó el modus operandi de la organización, que en una primera fase se dedicaba a hacerse con datos de identidad, domicilios y cuentas bancarias de clientes reales de operadoras españolas de telefonía. Y los conseguía gracias a esos teleoperadores. Después, suplantaban las identidades de los clientes, en su nombre adquirían de forma fraudulenta móviles del tipo smartphone premium y cargaban los gastos a las cuentas de los estafados.

Además, aportaban domicilios de entrega falsos o inexistentes y a través de mensajeros captados antes, a los que pagaban entre 50 y 70 euros por teléfono, desviaban la mercancía a receptadores, fundamentalmente pakistaníes e indios, que los vendían en locutorios y comercios a un precio 20% inferior al del mercado: unos 600 euros la unidad frente a los 800 que podría costar realmente.

Los investigadores creen que la red podría obtener un beneficio de unos 500 euros por cada uno de los móviles.