La pesadilla se repite en Portugal. Un millar de efectivos trabaja a contra reloj para extinguir los incendios que azotan el centro del país ante la amenaza de un cambio en el viento, mientras aumentan las críticas por la gestión de los medios utilizados. El fuego está controlado en un 90%, aunque el peligro estará en las rachas de viento y las altas temperaturas que se preveían durante la tarde de ayer, explicó el comandante que coordina las labores de extinción, Pedro Nunes.

Nunes sostuvo que se han movilizado medios humanos, terrestres y aéreos de sobra para sofocar los incendios que se desataron el sábado en el centro del país, que han dejado unos 30 heridos -solo uno de ellos grave- y que amenazan en especial al área de Castelo Branco. Un planteamiento que no comparten los alcaldes de las zonas afectadas. «El Estado volvió a fallar», llegó a decir el alcalde de Vila de Rei, Ricardo Aires, a medios locales cuando el fuego avanzaba sobre el municipio. Poco después, más calmado, explicó: «No voy a decir que el Estado falló, pero los medios son pocos. El fuego tiene que ser atacado de inmediato y en el inicio, los medios no eran los mejores», apuntó.

España ha enviado este lunes dos aviones anfibios y un equipo de cuatro militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME) a Portugal para ayudar a combatir los incendios. Se trata de dos aviones anfibios Canadair, pertenecientes al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, tripulados por pilotos del Ejército del Aire y cuyas maniobras serán coordinadas desde tierra por los cuatro efectivos de la UME. Los aviones, que partieron ayer hacia la zona de Vila de Rei, del distrito de Castelo Branco, región de Centro, tienen capacidad para cargar 6.000 litros de agua en 12 segundos planeando sobre el agua y descargar en una o varias etapas.