Los avances en investigación han logrado, una vez más, difuminar la barrera entre especies. Un babuino ha logrado sobrevivir 195 días, unos seis meses y medio, con un corazón trasplantado de cerdo. Otro ha alcanzado los seis meses (182 días) y un par más han llegado a los tres (90 días), el límite hasta ahora consensuado para considerar el éxito de un experimento de este tipo. Todos estos casos, recogidos en un nuevo artículo publicado en la revista científica Nature, han sido calificados por los investigadores como uno de los mayores éxitos hasta la fecha en el mundo de los trasplantes de órganos entre diferentes especies de animales (xenotrasplantes).

En esta nueva investigación, los científicos relatan paso por paso el proceso que les ha llevado hasta este sorprendente éxito. Un procedimiento que empieza con cerdos modificados genéticamente con la famosa técnica CRISPR, que continúa con un método de trasplante que permite conservar la circulación de fluidos en el corazón durante la operación (perfusión) y que acaba con un nuevo protocolo médico para reducir la presión sanguínea de los monos babuinos, evitar que su corazón crezca por la proliferación celular y adaptar el tratamiento de cortisona tras la operación.

Esta sería la fórmula del éxito que habría garantizado la supervivencia de los últimos cuatro primates que se utilizaron en este experimento. «Los mecanismos relacionados con los trasplantes de cerdo a babuino deben seguir investigándose. No obstante, hay que reconocer que la tasa de supervivencia que se ha obtenido en este estudio es impresionante», explica Christoph Knosalla, investigador del German Heart Center de Berlín, en la revista News & Views en un comentario sobre el recién publicado artículo.

«Estos resultados son excepcionales. Eso sí, debemos recordar que están en un nivel de estudio preclínico. Esto significa que hemos ido más allá de los primeros pasos de la investigación pero que aún falta un largo camino por recorrer antes de que podamos plantearnos un estudio en humanos», explica Marc Güell, investigador del departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universitat Pompeu Fabra y experto no vinculado a este nuevo estudio. «Los principales problemas que quedan por resolver antes de dar el paso al ensayo clínico en pacientes tienen que ver con la inmunosupresión y la controversia sobre los retrovirus endógenos porcinos», añade.

«Uno de los conceptos más prometedores es que todo lo que han conseguido en este estudio ha sido con cerdos que apenas habían sido modificados genéticamente. Esto significa que, de usarse animales más avanzados, los resultados podrían ser incluso más esperanzadores», concluye el investigador.