"Un accidente". Así ha calificado Rubén ante el jurado popular que le juzga que el 26 de octubre de 2016 citara a su amiga Vanessa Ferrer para que acudiera de noche a su casa en Chella (Valencia), que la matara (puede que después de haberla violado aunque él lo niega) y que envolviera el cadaver en un edredón y lo metiera en el maletero del coche de un amigo y lo arrojara a un barranco cercano.

"Me acuerdo de algunas cosas, no de todas. Recuerdo que al poco tiempo de estar en casa con Vanessa y fumar unos porros, le comenté que había conocido a una chica que me gustaba. Ella se puso histérica y yo la cogí del cuello y, al ver que no se despertaba, intenté reanimarla, pero como resultaba imposible, perdí el control. Todo lo demás que hice fue por impulsos y por miedo", ha explicado en una declaración en la que sólo ha contestado a las preguntas de su abogado.

Ha negado que tuvieran relaciones, sólo "cuatro besos y caricias superficiales", aunque sí lo admitió en una declaración inicial, y también golpes, por lo que las marcas del cuerpo se habrían producido también accidentalmente en el traslado, según su versión.

La visión de la Fiscalía y de la familia de la joven de 15 años es muy diferente. Afirman que engañó a la adolescente asegurándole que habría más amigos en esa antigua casa familiar, que la golpeó tras no acceder ella a mantener relaciones sexuales, la violó y la asfixió.

Que arrojara el cuerpo a la 'Sima de los Borricos' una estrecha zona donde antes se tiraban a animales muertos fue para que que no se encontrara el cadaver, remarcan. Ven que aunque no fueran o hubieran sido pareja, existe un agravante de género por el modo en el que quiso someterla y por cómo se deshizo del cuerpo.

Por todo eso piden para él prisión permanente revisable. "Entendemos que es la pena justa y la establece nuestro ordenamiento jurídico. Desde luego violar y matar a una persona y tirarla por un barranco no puede ser una torpeza sino una decisión absolutamente consciente", ha explicado el abogado y portavoz de la familia, Juan Molpeceres.

LAS DROGAS

Rubén, que tenía una orden de alejamiento de otra chica, ha recordado que se entregó "voluntariamente" y ha explicado que dijo "todo lo que era capaz de recordar" pero ha insistido en que había consumido grandes cantidades de alcohol, marihuana y cocaína.

Pero la acusación cree que el elemento esencial de una colaboración "habría sido que hubiera comunicado dónde se encontraba el cuerpo y eso en ningún momento lo hizo". Además el abogado ha recordado que inicialmente "ocultó a la Guardia Civil que hubiera estado con Vanessa ". Durante las angustiosas horas en las que se estuvo buscando a la joven, Rubén envió varios mensajes de whattsapp a amigos comunes para tratar de alejar de él las sospechas.

El letrado ha descartado que la defensa no pidiera inicialmente un examen forense del acusado por negligencia. "Que la drogadicción es una atenuante que puede rebajar la pena lo saben todos los abogados desde que se colegían. Si no se practicó es porque probablemente no les interesaba", ha deslizado el abogado

A las puertas de la Ciudad de la Justicia de València se han concentrado cerca de un centenar de personas para reclamar la máxima pena posible para Rubén. Un autobús ha trasladado desde Chella a familiares y amigos de la adolescente. "A mi hija ya no me la van a devolver pero por lo menos que se haga justicia", ha reclamado Daniel, padre de Vanessa.

La defensa pide por homicio imprudente sin premeditación con el atenuante del consumo de drogas, una pena de cuatro años, que ya estaría a punto de cumplir pues entró en prisión preventiva tras ser detenido.