Los parlamentarios de la ponencia de estudio sobre el consumo de alcohol en menores recomiendan que se registre en la historia clínica de los menores si han recibido asistencia sanitaria por intoxicación etílica para que, si fuera necesario, pudieran ser derivados a programas de intervención.

Según han avanzado a Efe fuentes parlamentarias, esta es una de las recomendaciones que hace en su informe preliminar la ponencia Menores sin Alcohol, creada hace un año en el seno de la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas, con el fin de afrontar este problema con una serie de medidas que el Gobierno podría incluir en una futura ley.

Es, por tanto, uno de los puntos que han consensuado los grupos parlamentarios presentes en la ponencia en este primer informe, que ahora se trasladará a la comisión correspondiente para su debate y votación antes de ser trasladado al Gobierno, más o menos en el plazo de un mes.

El texto, en principio, está consensuado ya que todos los grupos coinciden en que el consumo de alcohol en menores es un asunto de salud pública que debe ser tratado desde todos los puntos de vista: psicosocial, familiar, educativo, laboral, asistencial o publicitario e, incluso, desde la seguridad vial. Los grupos han consensuado una serie de medidas con el objetivo de retrasar la edad de inicio del consumo y de poder intervenir en los casos en que se ha convertido en un problema.

Por eso, aconsejan que se desarrollen protocolos de coordinación de asistencia sanitaria para los menores que ingresen por haber abusado del alcohol, que quede registrado en su historia clínica y que se intercambie la información entre las distintas administraciones para ver si ese comportamiento se repite.

De esta forma, se podría detectar de forma temprana un posible trastorno adictivo y, en su caso, facilitar que el menor pueda recibir una intervención puntual en atención primaria o en psiquiatría infantil y juvenil.

Otra de las medidas del informe es que parte de los impuestos al alcohol se destine a la prevención y a las causas y consecuencias sanitarias del consumo en menores. También incide en que las administraciones mejoren el control sobre los puntos de venta de alcohol, limiten el horario en el que poder comprarlo y suban las sanciones para que los que vendan a menores.

Se aconseja, incluso, el posible cierre temporal de un local que sea reincidente en denuncias por vender alcohol a menores, y prohibición de iniciativas como las happy hour, los dos por uno porque animan al «atracón» o la venta de alcohol en gasolineras.

Otra de las medidas es que se revise la cantidad de locales de venta de alcohol que hay cerca de las zonas frecuentadas por los menores, como los colegios, y que se analice la conveniencia de prohibir bebidas alcohólicas en maquinas expendedoras.