Circulaba a 135 kilómetros por hora por la AP-7 cuando fue fotografiado por un radar móvil de los Mossos d’Esquadra. Cuando unos días después le llegó la multa del Servei Català de Trànsit, alegó que el coche lo conducía otra persona y facilitó sus datos. Pero lo que parecía un intento por conseguir que la sanción acabara archivada ha terminado de una forma sorprendente. El verdadero infractor ha sido condenado, seis años después, a seis meses de prisión y a pagar 1.100 euros. Si hubiera abonado la primera multa, por un ligero exceso de velocidad, la infracción solo le habría costado 50 euros con pronto pago. La historia del conductor tramposo, un vecino de Polinyà de 60 años, sin antecedentes policiales, ha sido divulgada por la policía catalana para concienciar sobre la gravedad penal que puede tener facilitar datos falsos, especialmente de otra persona, para esquivar la propia responsabilidad. En este caso todo se complicó porque el denunciado inocente al que acusó decidió acudir a una comisaría de policía madrileña por la utilización ilegal de su nombre en vez de recurrir por escrito la multa.

La historia se remonta a finales del 2013, cuando el denunciado por exceso de velocidad (solo superaba en 15 kilómetros el límite de 120) en la AP-7 informó a Trànsit de que él no conducía su coche y facilitó los datos de otro conductor.

Unos meses después, en marzo del 2014, los Mossos d’Esquadra recibieron una denuncia de la comisaría de la Policía Nacional de Puente-Vallecas en la que un ciudadano explicaba que le había llegado una multa sin haber conducido aquel coche, ni haber estado en ese lugar, ni conocer al dueño. El 19 de marzo del 2014, los policías catalanes confirmaron que el primer denunciado era quien conducía el coche, pero que para evitar pagar la multa denunció a la víctima. El engranaje judicial se puso en marcha.

El pasado 17 de septiembre, el Juzgado de lo Penal número 2 de Sabadell condenó al vecino de Polinyà a seis meses de prisión y a una multa de 800 euros por los delitos de falsedad documental y estafa en grado de tentativa. A esa cantidad se suma otra multa de 300 euros de Trànsit por no querer identificar al verdadero autor de la infracción. Tal vez se le quitaron las ganas de acusar a un segundo presunto culpable. El condenado no entrará en prisión, aunque para ello debe abstenerse de cometer cualquier delito en los próximos dos años. Y todo por no querer pagar 100 euros de multa por un leve exceso de velocidad, que habrían sido 50 euros si los hubiera pagado a los pocos días.