No sucedía desde hacía 40 años. Los habitantes de Talnaj, una ciudad minera de Siberia situada por encima del Círculo Polar Ártico, pudieron avistar el domingo en sus calles a un oso blanco que deambulaba en busca de comida. Según ha informado la publicación local 'Zapolyarnaya Pravda' (www.gazetazp.ru), el animal viajó "como mínimo 500 kilómetros" desde su hábitat natural, en el mar de Kara, "empujado sin duda por el deshielo y por el cambio climático".

Las autoridades locales se hallan a la espera de recibir instrucciones desde Moscú sobre cómo proceder, habida cuenta de que la legislación rusa prohíbe abrir fuego contra estos animales, considerados como una especie en peligro de extinción. "Un inspector de caza podría administrarle sedantes para luego transportarlo.... pero no tenemos poderes para ello, ni tampoco la sustancia necesaria, para la cual hay que calcular la dosis", ha declarado Anatoni Nikolaichuk, responsable del Departamento local para la Protección, Control y Regulación de la Vida Animal al mismo medio de comunicación. A decir de los testigos presenciales, ni la gente, ni los coches, ni siquiera las antorchas de fuego parecen asustar al inesperado visitante.

El caso anterior de avistamiento de un oso polar en esta localidad, en abril de 1979, se zanjó con un disparo realizado por un agente de la policía. Su cuerpo disecado aún se conserva en el museo de la ciudad.

El cambio climático está propiciando que se repitan este tipo de episodios, aunque lo sorprendente de este último es que se ha producido en cotas ya muy meridionales. En febrero, las recurrentes visitas de decenas de osos polares a la localidad de Belushya Guba, en el remoto archipiélago de Nueva Zembla, obligó entonces a los responsables locales declarar el estado de emergencia en la zona. Las imágenes difundidas entonces mostraron a los plantígrados devorando con avidez los restos de basura acumulados en un vertedero local.

Otro oso de la misma especie fue avistado en abril en la localidad de Tilichiki, al norte de la península de Kamchatka, en el Lejano Oriente ruso. Había viajado más de 700 kilómetros desde la vecina región de Chukotka, encima de un fino témpano de hielo que navegaba por el mar de Barents. "Está exhausto y no es agresivo; los locales le alimentan con pescado", declaró entonces a la cadena CNN Alina Okulova, una de las autoras de las fotos y vídeos.

Reducción del hielo

La reducción de la capa de hielo en los mares y océanos árticos es el responsable de este cambio en el comportamiento de los osos polares. El profesor Ian Stirling, de la universidad de Alberta, ha declarado a 'The Verge', una publicación multimedia estadounidense sobre temas tecnológicos, que los plantígrados se alimentan de focas y que para cazarlas necesitan del hielo. "Este año no se ha formado" capa de hielo en la zona occidental de Nueva Zembla y no pueden cazar como en años anteriores, ha constatado. "El calentamiento global es lo que está empujando a los osos a tierra firme en el oeste del archipiélago", ha destacado, antes de lanzar una advertencia: "Lo que estamos viendo en Nueva Zembla es un presagio del futuro".