Si algo hemos aprendido de series como CSI es que una muestra de sangre puede cambiar por completo la investigación de un crimen. Hasta ahora, a través de la sangre era posible descubrir el perfil de ADN de la víctima o sospechoso, lo que lejos de cerrar el caso podía abrir nuevas preguntas para la investigación. Un estudio publicado en la revista ACS Central Science propone utilizar una nueva herramienta para luchar contra el crimen: un método para determinar la edad de un sospechoso o víctima en tan solo una hora.

A pesar de su utilidad, la técnica utilizada actualmente para el análisis de sangre tiene sus limitaciones. Muchas pruebas no se pueden realizar en el escenario del crimen, algunas tardan mucho tiempo en dar resultado y otras pueden incluso destruir la muestra. Típicamente, los análisis de ADN y huellas digitales requieren que la persona esté incluida en una base de datos. En el mejor de los casos, si la víctima o sospechoso está en la base de datos, algunas características como la edad no pueden determinarse mediante el análisis convencional de ADN o el análisis de huellas dactilares.

¿Cómo podemos conocer la edad con una gota de sangre?

Para poder estimar la edad de un sospechoso o víctima, un grupo de investigadores de la Universidad de Universidad Estatal de Nueva York en Albany han planteado analizar un parámetro que cambia a lo largo de la vida: la estructura de la hemoglobina, el componente que proporciona a la sangre su característico color rojizo. Para ello, los investigadores han propuesto utilizar una conocida técnica llamada espectroscopía Raman, mediante la cual es posible analizar la composición química y la estructura molecular de una substancia. Este mismo método, extrapolado a la criminalística forense, podría utilizarse para analizar los componentes de la sangre y determinar las edades de las víctimas y los sospechosos.

Al realizar la espectroscopía Raman en muestras de donantes humanos, los investigadores analizaron muestras de tres grupos de edad diferentes: recién nacidos (menores de un año), adolescentes (aproximadamente de 11 a 13 años de edad) o adultos (de 43 a 68 años). Mediante este método, los investigadores pudieron distinguir sin ningún error las muestras de recién nacidos y con una precisión superior al 99 por ciento las muestras de adolescentes y adultos.

Los autores apuntan a que este método podría resultar una herramienta útil para las investigaciones forenses ya que el análisis en sí es una técnica no destructiva y que no requiere preparación de muestras. De cara a futuras investigaciones, los expertos planean refinar su modelo para proporcionar edades más específicas, y no solo grandes rangos.