No hace tantos años los Reyes Magos eran los únicos visitantes que repartían regalos en las Navidades españolas. Con uno o dos juguetes, no necesitaban más, se desbordaba la ilusión de los pequeños. Ahora, ya antes de que asomen Sus Majestades, han pasado cargados de presentes propios y extraños: Cagatió, Papá Noel o Santa Claus. Y ahí están los personajes de la ‘Patrulla Canina’, ‘Star Wars’, ‘Super Wings’, ‘Soy Luna’ o ‘Frozen’ amontonados en las habitaciones. Lo saben los padres, los tíos y los abuelos, pero no hay quien se baje del camello. La cuestión es: ¿son acaso estos críos de la desmesura más felices que los de antaño?

Los expertos alertan de todo lo contrario: el atracón perjudica seriamente la ilusión. El sociólogo e investigador Xavier Martínez Celorrio va más allá y recuerda que se está cumpliendo, tres décadas después, el vaticinio de Neil Postman: la desaparición de la niñez. "La infancia es cada vez más corta. La ilusión, la inocencia y la ingenuidad se desvanecen a partir de los 7 u 8 años". Entonces, ya adictos a las tecnologías y móvil en mano, los pequeños empiezan a echarle el ojo a las novedades para adolescentes. La jerarquía de valores de los juegos se ha redefinido influida por el mundo digital.

"El capitalismo ha convertido al infante en un sujeto de consumo y estas fechas son una orgía de caprichos", advierte Celorrio. Son muchos los factores que alimentan ese festín, desde la baja natalidad que ha disparado "la sobreprotección, la sobrerrecompensa", hasta unos padres que buscan "compensar las deficiencias afectivas", la falta de tiempo para jugar con sus hijos, con el despilfarro materialista.

VALORAR EL REGALO

"Nuestros pequeños han ido perdiendo su capacidad de sorpresa y muchos se están saltando sus etapas infantiles con nuestra aprobación", conviene Cristina Ramírez Roa, profesora de Psicología de la UB, que lanza un consejo a los responsables: "Poner límites a las demandas es sano y favorece el autocontrol de los niños. Se deben ganar el regalo y valorarlo".

María Victoria Gómez, vicepresidenta del Colegio de Pedagogos de Catalunya, refrenda que tanto empacho "desorienta" a las criaturas, que no valoran lo recibido. "Los padres deberían coordinar con el resto de familiares el contingente de obsequios y, en caso de exceso, guardarlos para más adelante", propone.

Y es que esa indigestión, aporta el pediatra Gonzalo Oliván, puede incluso derivar en una "apatía total", provocando que los niños pierdan la ilusión debido a un "sobreexceso de estímulos positivos, estado que puede reducir también su nivel de tolerancia a las frustraciones". En la práctica clínica, se han visto casos de niños que llegan a esta fecha mágica frustrados porque no saben qué pedir. "Están ya tan colmados de regalos materiales que no son capaces de conectar con la emoción que le corresponde a esta fecha", constata Natalia García Campos, psicóloga de Psikids, centro especializado en psicología y psiquiatría para el niño y el adolescente.

ELEGIR CON SENSATEZ

Para los Reyes más rezagados, los especialistas del directorio médico Top Doctors apuntan unos parámetros básicos sobre el tipo de juguete más adecuado a cada edad. Los menores de 2 años no necesitan apenas obsequios, y los que se regalen deben favorecer la estimulación psicomotriz, la maduración del lenguaje y la sociabilidad. Entre los 2 y los 5 años, recomiendan productos que estimulen la imaginación, la memoria y las habilidades manuales. En la etapa escolar son muy adecuados los que requieren normas y otros jugadores con el fin de desarrollar razonamientos mentales. Hay que procurar estimular la lectura a todas las edades, y respecto de los objetos tecnológicos, les aportan habilidades muy útiles para el futuro pero hay que limitar el tiempo en su disfrute.

Amalia Gordóvil, profesora de Psicología en la UOC, detalla los beneficios de algunos juguetes. Los muñecos ponen en interacción distintos roles sociales y "permiten ejercitar una buena salud mental, la identificación de emociones y la empatía". Los juegos de pelota o saltar a la cuerda favorecen la coordinación ojo-pie, y el calidoscopio, la ojo-mano. "Los recortables, los rompecabezas, vestir muñecos o poner accesorios a los superhéroes potencian la habilidad con las manos, y los retos mentales son clave para el desarrollo cognitivo".