Mucho se ha hablado y se está investigando acerca de cómo influyen los factores socioeconómicos en las principales enfermedades. Un nuevo estudio, publicado en la revista científica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), pone de manifiesto que a menor nivel educativo, más posibilidades de fallecer de enfermedades relacionadas con el corazón y los vasos sanguíneos.

La investigación viene motivada porque las dolencias cardiovasculares, que suponen casi un tercio de los fallecimientos y siguen siendo la principal causa de muerte natural en España, han disminuido en los últimos años, debido sobre todo al descenso de la enfermedad arterial coronaria (daño en los vasos que rodean al corazón). Si bien, la bajada se ha producido de forma dispar en unas comunidades autónomas y otras. Para averiguar los posibles motivos, los investigadores han analizado las tasas de mortalidad y la realización de pruebas y procedimientos cardiovasculares con el porcentaje de población con estudios postobligatorios y la puntuación en el informe PISA, en un amplio periodo de tiempo, del 2005 al 2014. Y el resultado es que hay una correlación significativa entre menor nivel académico y mayor mortalidad por enfermedad arterial coronaria, cerebrovascular e insuficiencia cardiaca, así como una menor realización de intervenciones médicas.

LAS MEJORES Y PEORES COMUNIDADES

Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla presentan, de hecho, menores niveles educativos y son las regiones con mayor mortalidad por enfermedades relacionadas con el corazón, mientras que la Comunidad de Madrid, el País Vasco o Navarra, representan la otra cara de la moneda. En estas regiones se realizan además más intervenciones médicas, como cirugías o la implantación de marcapasos.

La investigación no detalla pormenorizadamente las causas de que un menor nivel educativo esté relacionado con una mayor posibilidad de fallecer, pero sí apunta como posible explicación que un alto desarrollo sociocultural permite disponer de mayor oportunidad de acceso a todos los niveles sociosanitarios, lo que favorece la implementación de medidas que impliquen cambios de estilo de vida que puedan reducir el riesgo cardiovascular. En este sentido, el presidente de honor de la SEC, Eduardo de Teresa, uno de los autores del estudio, indica que un mayor nivel educacional normalmente proporciona un mayor conocimiento de la enfermedad, de los factores de riesgo y de las medidas de prevención.

LOS FACTORES CLÁSICOS

En la misma línea, el internista Luis Miguel Pérez-Belmonte, añade que las personas con niveles de estudios inferiores suelen "abandonar los tratamientos o no seguirlos adecuadamente, cumplen menos las recomendaciones de dieta o tienen menos acceso al sistema sanitario".

Por todo ello, el estudio concluye que los modelos de riesgo actuales, que valoran exclusivamente factores clásicos como el tabaquismo, la diabetes, la obesidad, el colesterol o la hipertesión sólo pueden determinar una parte de la morbilidad cardiovascular. Para abordar de forma global y multidimensional el conjunto de dolencias con tan alta mortalidad, los investigadores y la SEC consideran conveniente que las autoridades sanitarias tengan en cuenta otros factores de índole socioeconómica, entre los que se incluyen el grado de riqueza o el nivel académico.

Asimismo, Pérez-Belmonte considera que deberían promover educación sanitaria en los colegios e institutos, y que los médicos que traten enfermedades cardiovasculares deberían tener en cuenta la "esfera social" para abordar de forma "más global" la atención al paciente.