El menor fallecido el miércoles en un extraño crimen en la localidad alicantina de Elda fue enterrado ayer en una ceremonia en la que se congregaron cerca de 200 personas entre familiares, amigos y representantes institucionales. Al funeral asistió también la actual pareja del padre de acogida, una mujer sordomuda embarazada de cuatro meses que estaba con el niño cuando dos individuos con la cabeza tapada les asaltaron en el edificio donde viven y que fue golpeada y maniatada.

El entierro tuvo lugar una vez finalizada la autopsia del cadáver del joven, que determinó que habría muerto por asfixia, aunque los resultados no han sido concluyentes. Esa conclusión deja abierta la posibilidad de que fuera asesinado pero también la de que el menor, que padecía autismo, muriera por un ataque de epilepsia.

Se han enviado muestras al Instituto Nacional de Toxicología por si se puede extraer algún dato relevante de las circunstancias de su muerte. En cualquier caso, los investigadores siguen sin encontrar argumentos que hagan pensar en un robo y se centran, en principio, en algún tipo de ajuste de cuentas.

La policía ha pedido también a los comercios las grabaciones de las cámaras de seguridad para identificar a los asaltantes. Se está investigando el entorno más cercano tanto de los padres de acogida, que llevan cerca de un año separados, como de sus nuevas parejas.